Finalmente José Manuel Calderón a un tratamiento de plasma para tratar de solucionar los problemas que arrastras en el tendón de Aquiles. La intervención no es compleja pero con los Knicks eliminados de cualquier posibilidad de jugar playoffs (son el peor equipo de la NBA: 14-57), la temporada del base extremeño ha terminado definitivamente.

Calderón (33 años) no ha tenido un buen estreno en Nueva York tras llegar a la Gran Manzana en el traspaso centrado en el regreso de Tyson Chandler a Dallas. Los problemas físicos le han perseguido y después de perderse los trece primeros partidos del curso (debutó el 22 de noviembre ante los Sixers) ha tenido que dejar las pistas de forma prematura: jugó por última vez el 22 de noviembre, en Boston. De tal forma que apenas ha jugado 42 partidos, media temporada. Cifra que queda muy lejos de la habitual en un jugador muy fiable, que hasta este año nunca había jugado en temporadas de 82 partidos menos de los 64 de su año rookie. Incluso en el último lockout jugó 53 de los 66 de aquella acortada Regular Season. Sus números tampoco han sido buenos cuando ha podido jugar: 9,1 puntos, 3 rebotes y 4,7 asistencias por partido. Su menor anotación desde su segunda temporada NBA.

Tras vivir excelentes años en Toronto, Calderón ha pasado por Detroit, Dallas y ahora Nueva York. Los Knicks ya han intentado traspasarle antes del último cierre de mercado ya que su contrato es el único con vigencia fuerte para la próxima temporada más allá del de Carmelo Anthony: el base español tiene garantizados más de 15 millones de dólares en las dos próximas temporadas.