JAZZ 89-BLAZERS 92

Lillard y Aldridge sacan a los Blazers del bache en Utah

Las dos estrellas de Portland anotan 21 puntos en el último cuarto y el equipo de Stotts remonta para evitar la sexta derrota seguida. Utah, tres partidos sin ganar.

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NBA

Los Blazers siguen entre los primeros del Oeste (45-25) pero están en serio riesgo de caer hasta el sexto o incluso séptimo mejor balance (aunque mantendrían la cuarta plaza efectiva como campeones de División, no tendrían factor cancha a favor). Han llegado al final de temporada triturados por las lesiones: en Utah jugaron sin Matthews, Batum, Kaman y con Aldridge entre algodones, entrando y saliendo del equipo. Con Crabbe como alero titular de urgencia, los de Oregón salieron al menos de un bache de cinco derrotas seguidas en la complicada pista de Utah Jazz.

Los de Salt Lake City ven como se apaga su milagro de final de curso (tres derrotas seguidas) a pesar de que tuvieron la victoria muy cerca: 68-57 ya en el último cuarto y ventajas hasta los últimos 90 segundos (86-87). También tienen la enfermería completa: fueron baja Hayward y Hood y, sumadas a la larga ausencia de Burks, los Jazz reorganizaron su quinteto con Burke titular junto a Exum y Millsap como alero, con Ingles está vez en el banquillo. Con su habitual atasco para anotar, más sin Hayward, los Jazz vivieron de Favors y de su defensa en un día menos brillante de lo habitual de Gobert (12 puntos, 10 rebotes y ningún tapón). Dejaron a los Blazers en 12 puntos en el primer cuarto, su mínimo de la temporada, y en 37 en todo el primer tiempo… los mismos que anotaron en un furioso último cuarto (24-37).

Damian Lillard, el habitual ejecutor en minutos calientes, decidió que con cinco derrotas seguidas había sido suficiente. Cargó con su equipo y a base de atacar el aro con agresividad provocó una remontada que alentaron los triples de los secundarios y que remató Aldridge con 9 puntos en el tramo final. En total, Lillard anotó 12 en ese último cuarto y terminó el partido con 23, 8 rebotes y 12 asistencias. Y una moraleja: por muchos problemas que se acumulen y muchas bajas que tengan, los Blazers serán un rival condenadamente peligroso mientras esté al frente su pareja all star, Lillard-Aldridge.