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NCAA: Kentucky gasta 400.000 dólares; Wisconsin, 60.000

Un estudio analiza los gastos en reclutamiento de jugadores de las universidades públicas en Estados Unidos. Kansas y Louisville están a la cabeza. Wisconsin, casi un milagro.

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NCAA: Kentucky gasta 400.000 dólares; Wisconsin, 60.000
Gregory Shamus AFP

Este próximo fin de semana se desatará la locura en Indianápolis con la Final Four de la NCAA que se disputará en el Lucas Oil Stadium, el hogar de los Colts de la NFL, con capacidad para 70.000 aficionados que verán en directo una lucha por el título que ya tiene semifinales (se juegan el sábado, 4 de abril): Kentucky-Wisconsin y Duke-Michigan State. El torneo universitario es una cita descomunal en lo mediático y en lo económico, con una estructura en la que todo está ultra profesionalizado excepto los jugadores, que son amateur hasta que llegan a la NBA y que sólo ven pasar las tremendas sumas que se mueven una vez que llega marzo y se desata la locura con el March Madness. Pero, ¿cuánto cuesta llegar hasta ahí? ¿Cuál es la inversión económica de las universidades para tener éxito deportivo? USA Today ha publicado un revelador informe a partir de los datos facilitados en un período de cinco años (2009-2013) por las más de 200 universidades públicas que compiten en la Division I. Instituciones que, al ser públicas, se ven obligadas a mostrar sus cuentas de forma detallada. Y en los resultados hay sorpresas…

De las cuatro universidades que estarán representadas como campeonas de región en la Final Four, sólo Duke es privada y por tanto no se conocen al detalle sus cifras de reclutamiento: el dinero invertido en detectar y captar a los mejores jugadores posibles. En estas cantidades se incluyen, tal y como estipula la propia NCAA, todos los gastos en viajes, alojamientos y alimentación tanto de los jugadores como del personal que trabaja en el proceso desde las primeras visitas, incluso antes de las oficiales. También gastos en llamadas telefónicas y todo tipo de comunicaciones así como los de los derivados del uso de los vehículos, coches o aviones, si son propiedad de la universidad. Según este meticuloso estudio, a Kentucky le sale muy caro estar a dos triunfos del título y de ser el primer equipo en firmar una temporada perfecta (38-0 hasta ahora) desde Indiana en 1976. En total, los Wildats suman en esos costes de reclutamiento casi 2 millones de dólares en el citado período de cinco años. Es decir, más de 396.000 dólares anuales. La que más de todo el país por detrás tan sólo de Kansas (432.872) y Louisville (404.814). Michigan State no está entre las diez más gastadoras (poco más de 130.000 de media) y el caso de Wisconsin es realmente milagroso: algo menos de 60.000 dólares al año con los que lleva 17 clasificaciones seguidas para el torneo final y se dispone a jugar además su segunda Final Four consecutiva. Uno de los miembros del cuerpo técnico de los Badgers asegura que ve las cantidades que mueven otras universidades y que le parece “que tiene que ser difícil gastar tanto aunque uno se lo proponga a conciencia”.

En general, mayor inversión implica sin duda más facilidad para estar en el March Madness pero no garantiza el éxito una vez superadas las primeras rondas. De todas las universidades analizadas, ocho llegaron en los cinco años al torneo y lo hicieron gastando una media de 231.000 dólares al año (1,2 millones totales). Las que no llegaron nunca no pasan de los 65.000 anuales. Las que lo han jugado al menos tres veces se van a 182.000 y, finalmente, las que lo han jugado una o dos veces invierten cada año poco más de 77.000 dólares.

Gastar es una ayuda decisiva pero, otro dato significativo, gastar demasiado no lo es: de entre las 25 que más invierten hay siete que no han sumado ni una victoria en un partido del March Madness. Diez nunca han llegado a la ronda de 16, el Sweet 16, quince no han visitado el Elite 8, las finales regionales, y hasta 19 no saben lo que es pisar una Final Four. Entre los ejemplos de mal gasto destaca Auburn, la que más suma por detrás de Kansas, Louisville y Kentucky: más de 325.000 dólares anuales de media con un aumento descomunal (203.000 en 2009, 465.000 en 2013) y ni una sola presencia en las eliminatorias de marzo. No sirvió nada, ni el uso de un avión privado para “que los entrenadores pudieran ir a cualquier rincón que necesitaran para fichar a los mejores jugadores jóvenes de Estados Unidos”.

El gasto va de los 432.000 dólares anuales de media de Kansas a los 6.818 de la más modesta, Alabama A&M. Por Conferencias, la Big 12 se lleva la palma con una media de 249.502 dólares. Por detrás, SEC (209.338), Big Ten (171.882) y ACC (173.674). Finalmente, si se cruzan los datos de inversión y éxito, Wisconsin es ejemplar en ese periplo de 5 años: con sus menos de 60.000 dólares tiene cinco presencias en el torneo y ya 12 partidos ganados si se cuenta la presente edición. Tampoco se han perdido ninguna edición Kansas, Louisville, Florida, Kansas State, Ohio State, Michigan State y San Diego State. De las siete, hay cinco entre las diez que más dinero se dejan para lograrlo. Las excepciones son Michigan State y San Diego State, que apenas invierte 54.519 dólares, por debajo incluso de Wisconsin.