Carmelo Anthony jugó su último partido de la temporada con la camiseta de los Knicks el 9 de febrero contra Miami. Después del All Star pasó por el quirófano para tratar una lesión en la rodilla izquierda que le ha dejado en la 2014-15 en 40 partidos. Su ausencia ha sido el principal de un montón de problemas para los peores Knicks de la historia. Carmelo (31 años) tiene contrato hasta 2018 con una player option para la 2018-19 por la que recibiría casi 28 millones de dólares. Así que la prioridad para Phil Jackson y la franquicia es que su por ahora única estrella se recupere bien y esté listo para dirigir en la pista a unos Knicks mejores si llegan buenas piezas en el draft y el próximo mercado de agentes libres.

Y Carmelo parece que se toma muy a pecho esa recuperación… o quizá ha encontrado una excusa para no ir a ver los partidos de su equipo mientras mejora su rodilla. El hecho es que no se le ve sentado en el banquillo como sí ha hecho, por ejemplo, Kobe Bryant en sus últimos períodos de baja prolongada. Y si bien Derek Fisher echó balones fuera sobre este asunto, desde el propio equipo han confirmado al periodista del New York Post Marc Berman que Anthony no se sienta a pie de cancha porque tiene miedo a sufrir una recaída en su lesión “si un jugador le cae encima peleando por una pelota suelta”. Así de escrupuloso es Melo con su rodilla…