Los Warriors se apuntaron un partido loco ante los Suns (107-106) con una canasta sobre la bocina de Harrison Barnes, que a punto estuvo de ser el villano de su equipo (dos fallos defensivos en el último minuto), pero terminó como el héroe de Golden State que volvió a disfrutar de otra exhibición de Stephen Curry (y van…) esta temporada: 28 puntos con triples decisivos. Antes Bledsoe había puesto a Phoenix uno arriba a falta de 4,5 segundos tras uno de esos fallos que a punto estuvieron de cortar la racha de triunfos de los californianos (diez seguidos). Parecía definitivo, pero no. Esa canasta de Bledsoe no era la primera de ese último minuto loco que a punto estuvo de acaparar titular. Para nada. Poco antes Curry había anotado un triple (acabó con 6 de 11) y la otra mitad de los Splash Brothers otra canasta de tres puntos para igualar el partido (102-102) a falta de 34 segundos. Klay Thompson acabó con 16 tantos y Marreese Speights, con 12.

“Posiblemente sea bueno para nosotros haber vivido una situación así para que aprendamos a sobrellevar la presión”, comentaba el técnico de Golden State, Steve Kerr, que ha conducido a su equipo a la mejor temporada de su historia y a ser también la mejor franquicia de la Liga, con un balance de 62 triunfos y 13 derrotas (35-2 como locales). A pesar de esos números, el técnico insiste en que no dará descanso a sus jugadores más habituales en esos ocho partidos que quedan para que los Warriors cierren la temporada. Quiere más. Por ejemplo, ha igualado a Westphal (con los Suns en la 92-93) y Thibodeau (Bulls, en 2010-11), que sumaron 62 victorias en su año como técnicos novatos.

En los Suns (38-38), que están al borde de despedirse definitivamente de los playoffs, Markieff Morris acabó con 17 puntos y 12 rebotes y también hubo doble-doble para Brandan Wright (16 y 12) y Eric Bledsoe (18 tantos y 11 asistencias).