Los Chicago Bulls se han acostumbrado, en muchos tramos de la temporada, a tener lo que se llaman momentos de lucidez. Son esos instantes en el que te das cuenta de la realidad que te rodea, que dejas a un lado la ensoñación de que eres el mejor, el más listo y el más guapo porque sí y entiendes que debes demostrarlo. Esa realidad la volvieron a recuperar en la segunda parte de la victoria ante los Miami Heat (78-89) donde un tercer cuarto asombroso, les permitió llevarse un encuentro perdido en la primera mitad y conquistar, por el momento, la tercera plaza de la Conferencia Este (tienen medio partido de ventaja sobre los Toronto Raptors, cuartos, y uno sobre los Washington Wizards, quintos).

Los de Illinois llegaron a South Beach apremiados por la necesidad. La cuarta posición no es una mala idea para evitar a los Cleveland Cavaliers en los playoffs hasta una hipotética final. El problema es que ese puesto, el que te convierte en cabeza de serie, ya no está tan seguro como hace unas semanas. Los Wizards se acercan a trompicones y casi sin querer, pero se acercan. Y no sólo el peligro de descender en la clasificación es un problema, sino la imagen de poder cuestionable. La derrota ante los Magic demostró que existe una debilidad en los hombres de Thibodeau. Una fragilidad en forma de talón de Aquiles que puede ser explotada. Por esas dos razones, los Bulls no podían permitirse caer. Aunque lo intentaron, eso es cierto.

La primera mitad de los Bulls fue un auténtico fracaso. Con Derrick Rose (12 puntos, 5/15 en tiros de campo) de nuevo en el quinteto inicial (buena noticia que pueda jugar un back-to-back, aunque tenga los minutos limitados -20, hoy-), pero sin Jimmy Butler (lesionado en la pantorrilla), Chicago fue desmontado pieza a pieza por unos Heat también presionados para no quedarse fuera de la postemporada. La maquinaria Heat funcionó de forma excelente durante todo el segundo cuarto (33-12 de parcial), para llegar al descanso casi 20 puntos arriba (51-32) y cerrar la peor primera mitad de los Bulls esta temporada.

"Fue una vergüenza", subrayó Joakim Noah (3 puntos y 6 rebotes) al ser preguntado por esos primeros 24 minutos. Pero algo cambio en los vestuarios. Aaron Brooks, el atómico base, reveló que fue el veterano Nazr Mohammed el que alentó a sus compañeros con un gran discurso en el descanso. Y menuda arenga debió ser. Los de Illinois salieron como si nada hubiera pasado. Partido nuevo se leía en sus caras. Y en un visto y no visto, complicaron la campaña de los de Spoelstra. En los segundos 24 minutos, el ritmo visitante en ataque y en defensa fue un escándalo. Acertaron en 39 de sus primeros 47 tiros a canasta, 11 seguidos al levantarse de nuevo el telón. Mientras que los de Florida fracasaron en sus 12 lanzamientos iniciales. Del 51-32 al 57-60 en 11 minutos y un parcial final de 8-33 (59-65). Una remontada casi imposible, pero que Pau y compañía parecieron hacerla fácil.

"Un vez que empezamos a anotar, que conseguimos rebotes, que contuvimos sus lanzamientos, las cosas cambiaron", subrayó un Gasol que sumó un nuevo doble-doble, el 51 de esta temporada, al firmar 16 puntos y 15 rebotes, viéndose las caras de nuevo en la zona con Whiteside que le ha cogido gusta a dar estopa a los Bulls. Ascendió a los 19 tantos y 16 capturas, aunque no repitió su festival de tapones del último enfrentamiento cuando llegó a los 12. Mirotic, por su parte, vuelve a tener minutos limitados (16), pero alcanzó los 9 tantos con dos muy buenos triples en un último cuarto que dejó a Chicago la sensación de que todo puede ser mucho más fácil de lo que están empeñados en hacernos creer.