PELICANS 108 - SPURS 103

Pleno de la Southwest: ¿La mejor División de la historia?

Los Pelicans ganan a los Spurs y se quedan con el último billete de playoffs en el Oeste. De esta forma, los cinco equipos de la Southwest estarán en la lucha por el título.

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El 25 de marzo y en plena sacudida del huracán Westbrook, los Pelicans estaban 37-34 por el 41-30 de los Thunder. A casi cuatro partidos de distancia y con los playoffs a una distancia que parecía medirse ya en años luz. Desde entonces los de Nueva Orleans firmaron un 8-3 por el 4-7 de los de Oklahoma. Y con los Suns fuera de la pelea, se consumó el pequeño milagro gracias a un pequeño milagro: los Pelicans ganaron a los Spurs, que llegaban tras once triunfos seguidos y se jugaban su puesto en el Oeste, y se metieron en playoffs como octavos del Oeste con el mismo balance que los Thunder (45-37) pero un 3-1 un duelos directos, mismo resultado que han sacado, por cierto, en sus cara a cara ante el actual campeón.

Y no hay excusas ni justificaciones baratas: si hay un equipo que no le tiene que envidiar la mala suerte con las lesiones a los Thunder es Nueva Orleans, que apenas ha podido contar con su núcleo duro en buenas condiciones aunque sí ha llegado casi en pleno al final, recuperados por fin Ryan Anderson y JRue Holiday. El billete de playoffs de los Pelicans saca además un lustre histórico a la Southwest Division, ya una de las mejores Divisiones de siempre, desde luego de la era moderna: los cinco equipos clasificados para playoffs (Rockets, Grizzlies, Spurs, Mavericks y Pelicans), algo que no se veía desde que lo logró en el Este y en 2006 la Central (Pistons, Cavaliers, Pacers, Bulls, Bucks). Sin embargo, los equipos de esta Southwest suman 261 triunfos (un brutal 63,4%) por los 235 (57,4%) de aquella Central. Si este Oeste ha sido uno de los más fuertes que jamás se han visto y la Southwest ha metido a sus cinco equipos en playoffs, la regla de tres es simple.

La hora de Anthony Davis

Los Spurs dejaron escapar la segunda plaza del Oeste y se cayeron hasta la sexta, lo que les manda a no tener ventaja de campo en ninguna ronda de su Conferencia salvo que se midieran en la final… con estos Pelicans. Para los de Popovich, los Clippers y para los de Louisiana, los Warriors. Con pocas opciones, casi ninguna de hecho, pero con aire de rito iniciático: será la primera visita a playoffs de Anthony Davis. La primera de muchas. Muchísimas. Con 22 años y dos All Star ya en el zurrón, el ala-pívot ha jugado una temporada histórica que merecía este final (claro que también la de Westbrook. Pero…). Davis ha terminado con 24,4 puntos, 10,2 rebotes, 2,2 asistencias, 2,9 tapones, 1,5 robos y un 53% en tiro por partido. Ha mejorado sus números en todas las categorías con respecto a la campaña anterior y cierra curso como mejor taponador, cuarto máximo anotador, octavo máximo reboteador… y líder destacado en eficiencia de toda la NBA. Un año de MVP al que sólo las barbaridades de Curry y Harden dejan fuera de la ecuación.

Un triunfo tan simbólico tenía que llegar ante un rival como los Spurs: simbolismo al cubo. Claro que la sensación de relevo no puede ser tal cuando los campeones llegan a playoffs con opciones muy reales de revalidar título. Eso sí, su camino se complicó más de la cuenta a la vista de su final de temporada tras una derrota en la que les cayó encima el chaparrón Davis: 31 puntos, 13 rebotes y un recital de jugadas decisivas en ataque y defensa en los últimos minutos, cunado el partido se había comprimido y los Pelicans parecían a punto de convertirse en víctima de su inexperiencia después de manejar ventajas de 23 puntos en el segundo cuarto y 18 en el tercero… y verse después 86-82 con más de siete minutos por jugar. No se culminó la remontada spur, la que tanto necesitaban en Oklahoma, básicamente por Anthony Davis, alfa y omega de estos pujantes Pelicans y rostro inevitable de la nueva NBA. Bienvenido a los playoffs.