El Madrid gana 2-0, se encuentra a un triunfo de meterse en su tercera Final Four seguida (hoy, en Estambul, primera oportunidad) y su afición está radiante tras disfrutar el viernes en el Palacio de uno de los partidos más intensos de los últimos años. Felicidad en la grada y sentimiento agridulce en la plantilla blanca, que sabe que firmó minutos espléndidos a la desesperada, pero que hizo muchas cosas regular o mal.

“La remontada (primero 17 puntos y luego 8) fue muy bonita, aunque también sabemos los errores que cometimos”, explica Llull, que añade: “Hay que controlar el rebote, algo que no hicimos demasiado bien”. En realidad, el Madrid dominó los rechaces salvo en la primera parte del segundo partido, pero la sangría en esos 20 minutos resultó tan exagerada que distorsiona el recuerdo.

“Para ganar no siempre hay que jugar bonito —opina Nocioni—, a veces hay que rasparse un poco. Si hay ansiedad, la manera de controlarla es defender lo más fuerte posible. Atrás y en el rebote no hay nervios, ahí se puede gastar toda la energía y llegar con opciones al final”.

Dusan Ivkovic dice que su equipo tiene un déficit de experiencia, pero que se ve capaz de ganarle al Real. Hasta ahora, dos hombres clave: un imperial Heurtel (10 puntos y 13,5 asistencias de media en este playoff­) y un efectivo Krstic­ (16 y 6 rebotes). Más la ayuda del joven talento Osman (11,5 tantos). El Madrid cuenta con el Llull más pasador de siempre (9,5 asistencias), un Ayón vital (21,5 de valoración) y la aparición ofensiva de Rivers (17,5 puntos y 8 de 10 en triples).