ROCKETS 103 - MAVERICKS 94 (4-1)

James Harden (28) da un paso más para conquistar la NBA

Los Houston Rockets vencieron en el quinto partido de la serie a los Dallas Mavericks gracias a un gran James Harden. Los texanos pasan de ronda por primera vez desde 2009.

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NBA

James Harden dio otro paso más en su intento de dominar la NBA esta madrugada. El anillo de campeón sigue estando en el horizonte después de que sus Houston Rockets vencieran en el quinto partido (4-1) a los Dallas Mavericks (103-94). El escolta fue vital, como a diario, con 28 puntos para alzarse con un triunfo que no quita responsabilidades sino que las añade. Es la primera espada de un equipo construido para ganar. No existen medias tintas en el corazón de Texas. No sirve avanzar una ronda por primera vez desde la camapaña 2008-09 si en semifinales de Conferencia los Spurs (cuarta ocasión en la que se verían las caras) o Los Angeles Clippers (duelo inédito) te cortan el camino. La idea es otra. Mucho más elevada y dulce.

Los Mavs, por su parte, deberán pensar mucho y bien que hacer a partir de ahora. Reconstruir o seguir intercambiando piezas hasta situarse de nuevo en el mapa. Cuban decidirá. Pero hombres como Rondo posiblemente serán sacrificados se elija A o se elija B, eso es casi una certeza. Aunque antes de llegar a pensar en ese futuro incierto que se abre, los de Carlisle trataron de mantener viva su temporada. Comenzaron su último duelo apremiados por la necesidad. O ganas o a casa se leía en los movimientos y acometidas de Barea cuando observaba el mínimo falló de los Rockets en ataque, aunque nunca logró establecer el control necesario para domar a Harden y los suyos. Del 9-11 se pasó al 31-22. Harden, siempre Harden, sí que mantenía el control acompañado por Josh Smith (20 puntos al acabar el partido). Ambos dañaban a unos Mavericks que veían como sus piezas claves se deshacían en estos minutos iniciales. Monta Ellis tomaba las riendas del equipo, pero era lastrado por un mal Nowitzki en el tiro. El alemán, frío o desconcertado, no encontraba la forma de meter mano al aro rival. Fallaba una y otra vez (8/23 al final). Inexplicable.

Y ese frío fue contagioso. Ellis pasó del 5/6 del principio a sólo anotar 2/10 en el segundo acto y los de Carlisle, en conjunto, a fallar 9/10 en los minutos centrales del segundo cuarto. El frío pasó a ser una helada y los de Kevin McHale viendo la temperatura decidieron resguardarse. El marcador iba bien (45-33). Tan bien que ya estaban en semifinales en sus inocentes cabezas y decidieron hacer funambulismo a 10 metros del suelo. Fallaron lo indecible y más desde la personal (3/12), una remora que de no solucionarse puede costar un anillo (52% en 48 minutos). Además dieron vida a Nowitzki... que puede estar mal, pero no es precisamente malo. Es un axioma desde tiempos inmemoriables en la NBA. Paso a paso y tiro a tiro (seis libres casi seguidos) y aprovechando la rápidez con la que Howard acumulaba tres faltas, Dallas se encontraba ahí, a pulgadas (53-50) provocando un pequeño arreón de ira de Harden (56-50). El escolta ya sumaba 16 puntos. Nowitzki sólo 10, pero había abierto ya un ojo...

...Y los Rockets fueron conscientes de ello. El desperezar del ala-pívot (7 puntos en el tercer cuarto) y la confianza inmortal de Ellis (10 en ese tiempo) fueron maniatadas durante 7 minutos. Un parcial 19-6 (75-61) rebajaba cualquier tensión en el Toyota Center. Tanto que se repitió el patron. Latigazo de los Rockets, inocencencia y Hack a (pongan el nombre que quieran) de los de Dallas: Jones, Smith, Howard (una vez más genial bajo los tableros -19 rebotes-), todos estuvieron a prueba y todos fallaron, volviendo a insuflar vida a todo un campeón de la NBA. Mal asunto con Harden además en el banquillo con problemas de faltas.

El impetú de los Mavericks abrió las puertas a algo extraño. El baloncesto y la NBA tiene cosas que sólo los sentimientos pueden entender, ya que cuando los de Dallas se situaron a solo dos puntos, gracias a un tiro en suspensión de Barea (88-86), apareció ese invitado que hace bulto en la fiesta pero que ni llama la atención ni molesta: Terrence Jones (15). El pívot se graduó summa cum laude en los últimos minutos del encuentro. En un pestañeo hizo 6 puntos seguidos (más otros cuatro un poco después), que mataron a unos Mavs que vieron como Ellis se lesionaba y Nowitzki hacía su quinta falta. Un saco de problemas muy grande para un Carlisle que tuvo que soportar una genialidad más desde el triple de Harden para cerrar el partido y el camino de su equipo a la siguiente ronda. O ganas o te vas a casa. Perdieron y son sus vecinos los que pasan de ronda por segunda vez en 18 años. Casi nada.