El Staples Center acoge esta noche (02:00 hora española) el séptimo partido entre Los Angeles Clippers y los San Antonio Spurs. Si el Mayweather-Pacquiao (05:00 en Las Vegas) parará el mundo, este 'win or go home' en Los Ángeles marcará el futuro de dos franquicias de camino e historia muy diferentes. A un lado, San Antonio, ejemplo perfecto de organización deportiva, un equipo que se ha ganado a base de juego y humildad un sitio entre las grandes franquicias del mundo.

Al otro, los Clippers, eterna sombra del púrpura y oro que viste Hollywood y que desde hace un lustro busca con desesperación un hueco en la élite del baloncesto NBA. Lo tiene en la teoría, candidato desde octubre, pero no en la práctica. Porque la segunda franquicia que más gastó en salarios este año  (85 millones de dólares) todavía no ha pisado una final de Conferencia. Tampoco su estrella, Chris Paul, protagonista de aquel 'no' de David Stern a su fichaje por los Lakers y principio y fin, ahora, de su futuro y el de su equipo. Un doble desliz en la eliminatoria del año pasado ante los Thunder le privó de su primera final del Oeste, y esta vez, en Texas, sus puntos forzaron el séptimo encuentro.

Parar a Chris Paul es uno de los quebraderos de cabeza de Gregg Popovich, pero no el único. San Antonio se enfrenta a su segundo séptimo partido de primera ronda consecutivo después de sufrir ante Dallas el curso pasado. Dio la sensación, por entonces, de que Pops lo tenía todo atado y bien atado. No ahora, por contra, cuando observamos ciertas carencias olvidadas en los Spurs por primavera. Las lesiones han mermado a Tony Parker, la edad no perdona a Ginóbili y los secundarios que entonces brillaron hoy no aparecen: Splitter, Mills, Danny Green... Al final, todo queda relegado a las gigantes manos de Kawhi Leonard, a Boris Diaw en versión playoffs y a un Tim Duncan tan joven como en los 90.

Duncan y Ginóbili acaban contrato este verano y nadie sabe qué quieren hacer con sus carreras. Ni siquiera ellos, quizás, a la espera de ver dónde para este tren de 2015. Su situación es muy distinta a la de los Clippers. No queda nada por probar, por demostrar, sólo el orgullo de quien se sabe indemne al paso del tiempo.

Claves del 7º partido:

- Kawhi Leonard: 24,3 puntos y 54% en tiros en las victorias 18,7 y 43% en las derrotas ante los Clippers. En San Antonio saben que es 'El Hombre', la estrella, el que tiene el rival más asequible en pista (Matt Barnes, Redick, Crawford...). Por sus manos pasan las semifinales en Texas.

- La pintura: Splitter no termina de estar a tono y los Spurs están sufriendo, y mucho, para controlar el rebote. Diaw cambia a mejor el juego de ataque pero es menos efectivo en los rechaces. San Antonio anota más por dentro, pero Blake Griffin está anotando mucho a media distancia y, así, complicado.

- Los banquillos: en las derrotas, Ginóbili tira más y peor. Lo mismo que Jamal Crawford. San Antonio necesita 20 minutos del mejor 'Manudona' posible para centrar la defensa rival y abrir espacios al triple. Ahí no está acertado Danny Green, aunque sí Belinelli, como demostró en el Game 6. Doc Rivers se lo juega todo a una rotación de 7-8 hombres, con Crawford, Rivers y Glen Davis (duda), y si San Antonio es capaz de explotar su segunda unidad para obligar al esfuerzo de los angelinos, tendrá mucho ganado. Sino, Chris Paul y Blake Griffin parecen más frescos que sus rivales.