CLIPPERS 111 – SPURS 109 (4-3)

Un épico Chris Paul abate al campeón en un partidazo

El base de los Clippers, lesionado desde el minuto 11 del partido, anotó 27 puntos y la canasta ganadora a un segundo del final. Hubo 31 cambios de líder en el marcador.

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La mejor eliminatoria de la primera ronda de los Playoffs, de largo, y la única que ha llegado hasta el duelo de desempate, nos regaló a todos un séptimo partido memorable resuelto con canastón ganador de un épico Chris Paul por encima de Tim Duncan (111-109). El base all star de los Clippers, con el muslo izquierdo lesionado desde el minuto 11, asumió la responsabilidad en la última posesión del equipo angelino para encarar a Danny Green y soltar un tiro inclasificable a una mano que entró inexorablemente tras rebotar en la tabla a un segundo de la conclusión. Los Spurs no pudieron aprovechar la última posesión al cortar Barnes el pase de Leonard.

Con ese gesto sublime, CP3 desató la locura en el Staples, clasificó a su equipo de nuevo para las semifinales de la Conferencia Oeste (les esperan desde el lunes los Rockets) y dio la puntilla al actual campeón, quien sabe si en la última actuación de uno de los mejores tríos de la historia de la NBA, el que forman en San Antonio Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginóbili, a las órdenes del maestro Popovich. El pívot y el escolta acaban contrato y podrían retirarse incluso. El de esta inolvidable noche de sábado ha podido ser su último partido. Tampoco han renovado, de momento, Green, Bonner ni Belinelli. Puede ser el fin de una era fantástica, de un gran equipo que ha ganado 5 títulos desde 1999. Toca reconstruir.

El orgullo y la clase de los Spurs se topó con la raza de Paul (27 puntos, 6 asistencias, 2 robos y 1 tapón) el entusiasmo, la valentía y el deseo que contagió a todos sus compañeros: Blake Griffin, magnífico triple-doble con 24 tantos, 13 rebotes y 10 asistencias; Jamal Crawford (16) sosteniendo a los Clippers cuando se temía que el pequeño capitán no regresara a la cancha tras haber dejado helado al Staples con un pinchazo en la parte posterior del muslo izquierdo; Redick (14), con dos triples decisivos en el último cuarto; Barnes (17), titán defensivo en ese final agónico; los 14 rebotes de Jordan, los picotazos de Glen Davis… Enfrente, Duncan (27-11), majestuoso, como en sus mejores tiempos, Parker, valiente y a veces precipitado, Green, Leonard, Diaw… todo el arsenal texano. Un muro que da más mérito aún a lo que hicieron Paul y compañía.

Tan igualado fue el partido que hubo 31 cambios de líder en el marcador y 16 empates. La máxima ventaja visitante fue de 8 puntos y la local, de 6. Porcentajes casi idénticos, 43-46 en rebotes, 12-10 en pérdidas y las únicas diferencias llamativas, en puntos al contraataque (15-2) y en la zona (36-50). Así transcurrió todo el encuentro, cargado de continuos ajustes desde los banquillos (magistral Doc Rivers ante el catedrático Pops) y de hazañas de Paul (genial su triple desde nueve metros sobre la bocina del tercer cuarto), hasta un final loco, de infarto e inolvidable. Los Spurs amenazaron con un 91-95 después de un 2+1 de Green a 6:09 del final. Parecía que se impondría de nuevo su infinita clase. Pero los angelinos aguantaron la respiración y un triplazo de Redick tras bloqueo puso el empate a 97. Ganchito de Duncan, otro triple de Redick, canastón de Parker, otra de Duncan, triple de Barnes, tapón de Green, dos puntos más de Oh-la-la y entrada a tumba abierta de Crawford: total 109-109 a la espera del momento de gloria del cojo Paul que puso broche de oro a una serie que entra en la leyenda. Era la primera ronda de la postemporada, pero se pareció a una final. Así es la NBA.