Los Rockets han salvado el primer match-ball (124-103) ante los Clippers. Con la serie de vuelta en Houston, los texanos mejoraron en defensa y lograron imponer su ritmo en ataque a partir de un excelso James Harden que firmó el primer triple-doble (26-11-10) de su carrera en Playoffs. Pero no solo el escolta brilló en los locales. Tras desaparecer en el Game 4, Dwight Howard arrancó este quinto asalto dominando en la zona para acabar firmando un 20-15 en poco más de media hora de juego. Para asegurar la victoria en los minutos finales, Kevin McHale optó por sentar tanto al pívot como a Josh Smith (titular hoy en lugar de Terrence Jones) y evitar así que los angelinos pudieran lograr remontar gracias al Hack a..., una argucia a la que ambos equipos están recurriendo continuamente a lo largo de esta serie.

"Simplemente quería agitar un poco las cosas, ver si así podíamos mejorar el movimiento de balón", destacó el técnico sobre esta decisión. Lo cierto es que le salió a pedir de boca, sobre todo en lo que a dominio en la pintura se refiere. Hoy no hubo color, los cohetes sacaron el yugo ante los californianos: 64 de sus 123 puntos llegaron desde dentro de la bombilla (lo que iguala su mejor registro del curso), además de dominar con contudencia la batalla del rebote (58-39). Así todo es más fácil. Tanto, que tras haber encajado dos derrotas consecutivas por una diferencia de 25 y 33 tantos, lograron un +21. Un dato que convierte a los Clippers en el primer equipo en la historia de los Playoffs que pasa de ganar un partido por un margen superior a los 25 puntos a caer por más de 20 en el siguiente encuentro. No, no está siendo esta una eliminatoria de partidos igualados.

Como decíamos, Harden y Howard resultaron fundamentales. Es más, ambos siguen acumulando registros históricos en los Rockets. El primero es ya el segundo que convierte al menos 20 tantos en los 10 primeros partidos de la postemporada con esta camiseta. El primero, cómo no, Hakeem Olajuwon. El center, mientras tanto luce ya en su casillero varios 20-15 este año en las eliminatorias por el título: Charles Barkley fue el último en hacerlo en Houston, allá por 1997.  Pero tampoco hay que olvidar el gran trabajo de un Trevor Ariza determinante en la defensa del perímetro de los locales y que concluyó firmando un 22-8-3.

"Estuvieron mucho más concentrados. Jugaron como si fueran un equipo con necesidades y nosotros no", resumió un Doc Rivers cuyos hombres resistieron hasta que la 'Barba' hizo click. Blake Griffin (el mejor en las filas de los visitantes: 30-16 para él) ponía el 43-39 mediado el segundo periodo. Pero entonces, el escolta arrancó su show e, intercalando alguna canasta de un buen Jason Terry, ponía el 63-48 al descanso con uno de sus ya tradicionales pero indefendibles step backs.

Tras la reanudación, los anfitriones se dispararon hasta el 79-57. Un +22 que, momentáneamente sacó a los angelinos de su letargo. Griffin se echó el equipo a la espalda para encabezar un parcial de 4-14 que establecía antes del final del tercer cuarto un 83-71 en el marcador que hizo temblar al Toyota Center. Pero entonces llegó la ración diaria del Hack a DeAndre. La agonía que produce ver al pívot visitar la línea de tiros libres cortó el ritmo de los Clippers, lo que permitió tomar algo de aire a Houston. Es más, sus tiradores continuaron sin ver aro (9/35 en triples a lo largo de toda la noche) y los Rockets aprovecharon para sentenciar a comienzos del último periodo con una serie de lanzamientos de Smith y Harden. La renta volvió a dispararse por encima de los 20 puntos. Ya no había nada que hacer. "Me encuentro bien. Ganamos, eso es lo único que importa", argumentó el gran protagonista. Un Harden que en la previa había mostrado claros síntomas de gripe.

Ahora toca mirar de nuevo al Staples Center de Los Ángeles. Ahí, a las 04:30 (C+ Deportes) de la madrugada del jueves al viernes, los de McHale intentarán seguir con su remontada y forzar el séptimo. Mientras los Clipprs buscarán certificar la primera clasificación de su historia para las finales de Conferencia. Todo sigue abierto.