Por segunda vez en la historia, dos entrenadores que se estrenan en la NBA se miden en una final. No sucedía desde 1947 y uno de ellos, Steve Kerr o David Blatt, será el primer técnico rookie que gana el título desde que lo logró Pat Riley en 1982, con los Lakers. Ahora rivales, podrían haber estado en la final compartiendo banquillo: Blatt tenía apalabrada su llegada a los Warriors como ayudante de Kerr. Pero…

El agente de ambos, Mark Bartelstein, pensó en Blatt como subalterno ideal para el debut de Kerr como entrenador. Ambos coincidieron en el aeropuerto de Los Ángeles, con Blatt recién aterrizado para asistir al funeral de su padre. La química fue instantánea: Blatt nació en Estados Unidos pero emigró a Israel con 22 años y Kerr nació en Beirut y se crío en Oriente Medio antes de volver a EE UU, donde recibió la noticia del asesinato de su padre a manos de pistoleros de la Yijad.

Tras esa reunión, los dos hablaron eufóricos con Bartelstein. Kerr le dijo que Blatt era perfecto para el puesto y el ex de Maccabi no veía mejor forma de iniciar su camino en los banquillos de la NBA. Pero cuando sólo faltaba la firma y el anuncio oficial, los Cavaliers llamaron a la puerta de Blatt porque el general manager David Griffin convenció al dueño Dan Gilbert de que el campeón de la Euroliga era el técnico ideal para sacar adelante un proyecto que estaba a punto de saltar al hiperespacio con el regreso de LeBron James.

A Kerr le traicionó un volantazo como el que él mismo había dado cuando estaba a punto de comprometerse con los Knicks de Phil Jackson pero cambió bruscamente de idea tras una decisiva reunión con Bob Myers, general manager de los Warriors. Ahora se lo toma con filosofía: “Es una buena historia, David y yo seguiremos hablando de ella cada vez que nos encontremos”.