Las webs del draft comparan a D'Angelo Russell (Louisville, 1996) con Penny Hardaway y Brandon Roy. A simple vista y como en la inmensa mayoría de casos con los jugadores universitarios, comparaciones arriesgadas para quien todavía es un niño que acaba de terminar el instituto.

A Russell le definen como el mejor exterior de esta generación. Mejor que Emmanuel Mudiay y Mario Hezonja. Mejor proyecto, digamos. Es la primera opción después de 'Las Dos Torres' (Towns y Okafor) a pesar del 'hype' con Porzingis, y lo más probable es que acabe vistiendo la camiseta de los Sixers o los Knicks.

Base o escolta, escolta o base. He ahí el principal dilema con el ex de Ohio State. Durante su año en la NCAA demostró condiciones de playmaker, buen manejo del balón, un dribbling espectacular y un conocimiento tremendo del juego en pick&roll, pero su principal lunar es que todavía no ha demostrado ser un base de garantías.

Zurdo, con buena muñeca desde el triple y la media distancia (44% en tiros de campo y 41% desde la línea de tres), promedió 19,3 puntos por encuentro en el 'college'. Cinco asistencias, 5,7 rebotes... Imparable en ataque, donde muestra una variedad de movimientos que adivinan un futuro esperanzador. Su hándicap, el físico, especialmente para defender. Secundario en una NBA donde el gimnasio debe ser la segunda casa de un jugador. Su longitud de brazos, eso sí, le han permitido ser el mejor base reboteador de la última temporada.

Hay un futuro All-Star en D'Angelo Russell. Sólo queda confirmarlo.