Llull renunció a 9 millones de euros por seguir en el Madrid

Se llama Sergio y se apellida Llull Melià. Menorquín, español y madridista. Un chaval que a sus 27 años ha destrozado los clichés que la mayoría de la gente tienen de los deportistas de élite. Ser profesional no obliga a moverse sólo por dinero, como se suele asumir a estos niveles. “Es lógico que se vaya, allí le pagan el doble...”. Esa es la cantinela para justificar la marcha de tus ídolos al presunto paraíso. En baloncesto, eso dicen que es la NBA. Pero con Llull, agua.

Este prodigio de la naturaleza creyó desde niño que la NBA era (es) el Madrid. Lo piensa desde que en edad cadete, jugando en las filas del La Salle Mahón, endosó 71 puntos a su rival. Esa tarde le escucharon sus compañeros una frase para enmarcar: “Espero que con esta actuación algún día se fije en mí el Madrid”. Y lo hizo gracias a la vista de Alberto Herreros. Fichó el 10 de mayo de 2007. Ya lleva ocho años y acaba de firmar por seis más. Una vida de blanco. Y palmando dinero. Mucho...

Houston Rockets le ofrecía 8 millones de dólares por temporada en un contrato de tres años (o sea, 22 millones de euros), a los que había que restar los 5 que debía pagar por su carta de libertad. Como en Houston se tributa al 37%, ganaría casi cinco kilos netos al año. El Madrid le daba 2,2 por curso, convencido de que era un brindis el sol (el chaval perdía 9 en total). Creían que Llull cogería esa ruta de Ricky y los Gasol en la que te puedes tirar dos meses y medio de vacaciones y encima tener la face de decir que necesitas “descansar”.

Sergio ha renunciado al dinero y a las vacaciones de jubilado. Quiere más batalla en el Palacio de Goya, ganar más Euroligas y Ligas ACB. Llull quiere seguir tomando cañas en la Plaza Mayor y ver los goles de Cristiano en el Bernabéu. Llull quiere, en suma, ser feliz. Ha dado una lección de vida...