¿En qué situación está ahora el Tizona Burgos?

—Después de tres años consiguiendo éxitos deportivos y no pudiendo materializar el ascenso a la ACB por los requisitos insalvables que exige, decidimos que no tenía ningún sentido seguir compitiendo en una liga semiprofesional como es la LEB. Principalmente porque no tiene ningún premio hacerlo. Es más, perdíamos dinero, porque al ser campeones privábamos a nuestros aficionados de seguir viendo baloncesto y nos quedábamos sin playoffs. A la FEB le preguntamos qué alicientes tiene esta competición.

—En cualquier caso, no responde a criterios económicos sino que es una cuestión de principios…

—El club está saneado y eso que siempre hemos tenido pocas ayudas de las instituciones. De hecho, nos cubren solo un 10% del presupuesto. El resto venía del patrocinador principal, Autocid, de otras empresas más pequeñas y de una masa social importante. Estábamos llenando el pabellón y lo que más nos duele de no competir con el equipo sénior es dejar a los aficionados sin los partidos de los viernes. La gente lo ha entendido y nos hubiera gustado haber tenido un equipo con objetivos más modestos y un presupuesto más bajo. Pero entendimos que no pintábamos nada ahí.

—¿Y qué actividad hay ahora en el club?

—Lo que queda es la cantera y la escuela, una labor muy importante de formación para niños y jóvenes, con nuestro eslogan: el deporte forma y educa.

—¿Qué hay de los frentes abiertos contra la ACB?

—Está el que ya hay en marcha en el tribunal de la competencia (piden amparo ante las exigencias y requisitos de la Liga que impiden el crecimiento del club) y la demanda que preparamos contra la no admisión del equipo en la Liga Endesa y que vamos a presentar en el juzgado de lo mercantil de Barcelona, porque consideramos que adquirimos activos de otra sociedad y que es totalmente válido. ¿Quién me prohíbe a mí, al margen de los derechos ACB, comprarle al León los marcadores o las canastas y usarlas? Será un juez el que decida si la negativa de la ACB a inscribirnos está sujeta a derecho o no. Ahora confiamos en un equipo jurídico competente igual que antes encomendábamos la dirección deportiva a un gran técnico como Andreu Casadevall.

—Para la temporada 2015-16 ya es inviable por plazos que el Burgos compita en la Liga Endesa. ¿Será otro caso Obradoiro?

—No, porque los tribunales mercantiles son bastante más ágiles. Nuestro objetivo es que se revise el canon de entrada a la ACB y que sea válido si lo adquieres de otra sociedad. La meta en este contencioso es que este requisito desaparezca. Si lo conseguimos, nos sentiremos satisfechos.

—¿Cree que el Ourense está recibiendo trato de favor tanto de la ACB como del CSD?

—Está siendo claro desde el principio. A nosotros la ACB nos indicó que no había posibilidad de prorrogar el plazo para presentar la documentación requerida y al Ourense si le permitió una demora. Luego el CSD nos dijo que no era competente para resolver nuestro caso, y ahora resulta que decidirá si el equipo gallego juega o no en la Liga Endesa. Al poco de acabar la competición teníamos una cita concertada para que recibieran al equipo, como campeón de la LEB Oro, y se anuló en pleno viaje. Solicitamos por carta certificada una entrevista con Miguel Cardenal y aún estamos esperando respuesta. Está claro que no se está tratando igual a dos entidades que compitieron en la misma categoría y que tienen problemas similares para jugar en una división superior.

—¿Qué opina de la ACB?

—Están usando la política del avestruz. Cuando una liga no se renueva con ascensos y descensos se está empobreciendo, porque los equipos saben que no van a bajar y con la situación económica en la que muchos están, invierten lo mínimo. La competición se parte en dos, con equipos muy superiores a la gran mayoría. Me remito al informe que elaboró el CSD y que la ACB desmintió. Era bastante acertado y contundente. Se veía que la mayoría de las sociedades anónimas deportivas tienen muchas deudas y la competición no genera ingresos para liquidarlas.

—¿Hacia donde cree que va ahora el baloncesto?

—Creo que los implicados tendrán que sentarse y hacer las cosas con más coherencia. La situación es igual de mala para la ACB que para las ligas de la Federación. La LEB Oro tenía que tener al menos 16 equipos y el curso que viene va a contar con 14 y de aquella manera. Y la ACB, por los datos que conocemos, está sumida en el caos y camina hacia el precipicio.