Kevin Durant renococió en el Minicamp USA de Las Vegas el motivo que le obligó a pasar a finales de marzo a operarse por tercera vez de su lesión en el pie derecho (a principios de la pretemporada había sufrido una fractura en el quinto metatarsiano conocida como fractura de Jones). “Tenía una grieta”, contó a Bleach Report el de los Thunder, que explicó también en que ha consistido esta última intervención: un polémico injerto óseo. “Tengo como una capa adicional de hueso. Ese es el motivo de que la recuperación haya sido más lenta: había que mantenerlo firme, pero creo que era el método más seguro, aunque no el más rápido. Sé que he terminado con esto: no más fracturas, no más irritación en el pie. Todo irá bien”.

Kevin Durant, que cumplirá 27 años el próximo mes, sólo pudo jugar 27 encuentros el pasado curso y sus Thunder no alcanzaron los playoffs. La primera vez que pasó por quirófano le colocaron un tornillo que le irritó el hueso que une el pie y el tobillo, muy cerca del quinto metatarsiano. Por eso, tuvo que volver a operarse a mediados de febrero, aunque cuando parecía que todo marchaba sobre ruedas su estado empeoró obligándole a pasar por quirófano de nuevo y cambiar la estrategia.

Según Robert Klapper, cirujano ortopédico de Los Ángeles, no hay motivo para que en un año “el hueso no tenga la misma consistencia de siempre” y “Durant no vuelva a tener ningún problema”. Pero Klapper no entiende cómo el estado de Durant pudo agravarse tras la segunda intervención, algo “impensable” que le hace pensar que algo puedo no funcionar en el cuerpo de la estrella de los Thunder: una falta de vitamina D, su mecánica corporal que cargue mucho esa zona… Sólo el tiempo dirá si por fin Durant puede poner punto y final a esta pesadilla.