Lamar Odom resiste y, por lo tanto, avanza lentamente en su recuperación. Una vez superado el primer trance en el que su vida pendió literalmente de un hilo, el exjugador pudo ser trasladado a Los Angeles, un buen síntoma que no oculta los más preocupantes: sus riñones siguen sin responder, sigue sometido a diálisis y podría necesitar un trasplante.

Las últimas noticias relacionadas con su estado señalan que durante su crisis y antes de ingresar en la UVI, sufrió hasta doce derrames cerebrales que, si bien no resultaron mortales, sí provocaron un efecto devastador en su capacidad motriz.

Según los médicos, que han descubierto en pruebas recientes el volumen de estos derrames, será complicado que Odom recupere su capacidad para caminar y hablar con normalidad incluso tras los meses de rehabilitación y terapia que le esperan en el mejor de los casos.