HAWKS 94-PISTONS 106

Los Pistons sorprenden con un Drummond bestial (18+19)

El pívot de los Pistons lidera el gran triunfo de su equipo ante unos Hawks que dieron una mala imagen. El rebote, determinante. Buen partido de Caldwell-Pope (21 puntos).

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Uno de los dos equipos que jugaron en el Philips Arena quiere repetir final de Conferencia. El otro lleva desde 2008 sin cerrar una temporada con balance ganador. Uno ganó el año pasado 60 partidos (60-22) y el otro quedó 28 victorias por detrás. Lo malo para el primero (Atlanta Hawks) y lo bueno para el segundo (Detroit Pistons) es que los papeles parecieron cambiados en el partido que abrió la temporada para ambos: 94-106, triunfo con mucha suficiencia de unos Pistons que lo tenían casi hecho después de tres cuartos (66-82).

El choque se rompió en el tercer cuarto con los triples de Caldwell-Pope (4/7, 21 puntos) y el repiqueteo de una pareja interior muy complementaria: Ilyasova terminó con 18 puntos y 7 rebotes y Andre Drummond con 18 y 19. Una barbaridad para esa especie de montaña humana que aspira a tener un año descomunal tras la salida de Greg Monroe que le ha dejado como el verdadero perro grande al que alimentar. Un dato: la temporada pasada, Drummond empató con DeMarcus Cousins a 18 partidos con al menos 15 puntos y 15 rebotes. Y con otra noche así de bestia empezó el nuevo curso el de la MoTown.

Los Pistons no tiraron especialmente bien pero anotaron 12 triples cuando más los necesitaron (por el pobrísimo 8/27 de los Hawks) y sobre todo, rebotearon de forma masiva (40-59, 7-23 en capturas en ataque). Como Ilyasova, Marcus Morris tuvo un buen estreno (18 puntos, 10 rebotes) y Reggie Jackson hizo un poco de toco: 15 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias. En general, los de Van Gundy mostraron una imagen esperanzadora: la del equipo que, en su mejor versión, puede incluso pelear por estar en los playoffs.

Atlanta, en cambio, traslado al nuevo curso sus malas sensaciones de los últimos playoffs (cerrados con 0-4 ante Cleveland Cavaliers en la final del Este). Ni el titular Bazemore (0 puntos, 7 rebotes) ni Sefolosha (2 y otros 7) hicieron demasiado para que se vaya olvidando la figura de DeMarre Carroll, ese pegamento esencial del quinteto que se marchó a Toronto Raptors. Tampoco Splitter jugó un gran partido ni Korver tuvo un día inspirado (1/5 en triples, 7 puntos). Con 15 pérdidas, malos porcentajes y esa derrota descomunal en el rebote, el destino estaba sellado pese a Teague (18 puntos), Schroder (20 en 25 minutos), Horford (15, 4 rebotes, 4 asistencias) y Millsap (19+8). Lo resumió Budenholzer tras el partido: “Ellos demostraron ser un gran equipo. Nosotros, no”. Así de sencillo.