BUCKS 97-KNICKS 122

Gran inicio de los Knicks con un buen Porzingis (16)

José Manuel Calderón se quedó en tres puntos en un encuentro que los neoyorquinos dominaron a placer. Derrick Williams, 24 puntos, fue el mejor.

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¿Por qué inmejorable triunfo? Porque en Wisconsin los New York Knicks pasaron por encima de los Milwaukee Bucks como equipo, esa palabra tan importante en el deporte de la canasta (que se lo pregunten a Spurs o Warriors). Todos bailaron al mismo son. Funcionó el triángulo, propulsado por un banquillo que ejecutó a las mil maravillas todos los conceptos que Derek Fisher y Phil Jackson, dos ganadores consumados, intentan inculcar. El mejor fue Derrick Williams (24 puntos), que sigue con su particular show. Pero lo importante, lo que realmente cuenta, es que los knickerbockers ganaron como ganan los más grandes, vencieron todos a una, como un verdadero equipo. Ni siquiera los puntos de Carmelo Anthony fueron necesarios.

Con Afflalo tocado, Sasha Vujacic entró en el quinteto junto con el ‘7’, Porzingis, Calderón y un Robin López que inauguró el electrónico de los visitantes con un mate tras una gran jugada de ataque: así se empieza un partido. Greg Monroe, flamante fichaje de los locales, fue la única pesadilla con la que los Knicks tuvieron que lidiar. El ex de los Pistons convertía rebotes ofensivos en canastas y amenazaba desde la media distancia: dará muchas alegrías a Jason Kidd. Junto a él, un Carter-Williams agresivo intentaba imponer un tempo que no interesaba a los de Nueva York. Calderón no podía seguirle (demasiada diferencia física) y los Bucks se apuntaban el primer tanto del partido. Pero poco les duraría la alegría. La entrada de los suplentes cambió el partido para siempre (73 de los 122 puntos llegaron desde el banco). Derrick Williams, continuando con sus grandes actuaciones de la pretemporada, tiró de recursos y físico (sobre todo de lo segundo) para devolver el mando del partido a los visitantes con 11 puntos en el primer cuarto: 27-23 se llegó al primer descanso. En los Knicks funcionaban todos los reservas, con mención especial para un Kyle O’Quinn (8 puntos, 11 rebotes, 3 asistencias, 2 tapones y un +23 en el +/-) que no solo entiende entiende perfectamente la nueva ofensiva, sino que se autoproclamó ancla de la segunda unidad en el otro lado de la cancha.

El mano a mano en el perímetro como ‘ABC’ y las galopadas de Williams (instant offense) como castigo. Carmelo seguía sin funcionar (5 puntos al descanso), pero Porzingis, cuyos primeros minutos fueron nulos, se animó desde la línea de personal en el segundo cuarto y acabó el encuentro con unos números más que decentes (16+5). Solo Monroe aguantaba las embestidas que arrasaban Wisconsin con la fuerza de la Gran Manzana. El movimiento de balón permitía buenos tiros y los de Fisher llegaron con un +12 al descanso que parecía un resultado corto para lo que mostraban los sujetos sobre el parqué del renovado Bradley Center.

El tercer periodo confirmó las sospechas: los Knicks estaban más preparados, ansiaban el triunfo. Greivis Vasquez intentó una remontado imposible con su equipo 22 abajo, pero tres triples seguidos de Galloway, la enésima camiseta azul que aparecía, devolvieron la diferencia a los visitantes y a los Bucks a la cruda realidad: Antetokounmpo es una baja demasiado sensible.

A falta de 8:30, los neoyorquinos ya habían alcanzado el centenar de puntos y, con el partido estaba finiquitado, Jerian Grant cabalgaba sin oposición sobre la cancha (10 puntos y 5 pases de canasta). El punto de humor lo puso O’Quinn, que fue uno de los mejores del partido pero también tuvo tiempo para mandar un pase a la quinta fila y para lanzar un airball desde el triple al que le faltó medio metro (sin exagerar). Carmelo (11 puntos y 4-16 en tiros) llegará. Los demás le están esperando juntos, como equipo.