DOMINION BILBAO 88 - UNICAJA 70

El Bilbao vuelve a ser gigante en casa y destroza al Unicaja

Primera parte memorable de los ‘hombres de negro’ que se estrenaron en Miribilla. Kuzmisnkas, el único que se salva en los malagueños.

Bilbao
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ACB

Un ciclón pasó por Miribilla, el pabellón mágico que recuperó sus esencias a lo bestia, con la contundencia de los que aspiran a comerse a muchos favoritos en sus entrañas. El Dominion Bilbao no había ganado en casa, un deshonor para el célebre efecto (atenuado estas semanas) que creó cuando levantó su imponente feudo y empezó a acaudillar gestas. Todo se lo había llevado fuera este curso. Pues bien, parecía que esperaba la visita del enemigo más notable para dar un golpe en la mesa. El Unicaja, capaz de arrasar al Madrid en la Supercopa, de silenciar la pista del Maccabi o de perder en casa ante el Baskonia, sigue con su irregularidad y fue un muñeco de trapo en manos de los gigantes, que no hombres esta vez, de negro.

El primer tiempo fue un escándalo. Los bibaínos fraguaron ahí la diferencia. Y en gran parte del tercer cuarto. Rodaron casi más por el suelo que por el aire, presos de un deseo furibundo. La defensa sobre el ataque estático fue perfecta y no permitieron correr a los costasoleños. La racha en el tiro encendió a los locales. Luego se equilibraron por dentro. Mumbrú estaba en plan Doctor J, armando desde el poste, con tiros lejanos o bandejas de postal: 20-9 y 24-13 para ir engordando la diferencia. Muchísimas canastas cerca del aro, un déficit que se arrastraba. Bertans encontró el punto de mira para abrir el campo.

En una tarde de resurrección colectiva, aprovechó para asomar Bogris, el jugador más discutido en este inicio de año. Fue incisivo, decidido yendo vertical al aro y se lanzó como un tigre a por un balón que trataba de sacar el Unicaja en contraataque. También taponó una entrada a Nedovic y luego lanzó un gesto desafiante. Andaba Bourousis por el pabellón y su compatriota se reencarnó en el actual jugador baskonista. Los pupilos de Joan Plaza empezaron a perder los nervios. Hendrix recibió una técnica por protestar.

Hannah va cogiendo el pulso al Dominion y éste tiene el ritmo de su base rumboso. Todo marcha con armonía. El Unicaja se fue con 2/16 en triples, y sólo se salvaba de la quema Kuzminskas. Si Sito Alonso había pedido ambición a sus chicos hace una semana, estos metieron una paliza al Oldemburgo y hoy, contra un rival de mucho más pedigrí, repitieron faena. En el tercer cuarto se fueron a 68-41. La fiesta regresó a Miribilla. Seguro que los grandes tomaron nota. Vuelve el efecto más famoso de la ACB.