WIZARDS 110 - KNICKS 117

Carmelo (37) ganó una dura batalla en Washington

Lucha, muchas faltas, polémica y estrellas acertadas. Los Knicks de Calderón vencieron a los Wizards de Wall (25 puntos) y Beal (26).

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Imparable. Que se entonara Carmelo Anthony era cuestión de días. Los New York Knicks, con su estrella en uno de esos días en los que a la defensa solo le queda aplaudir (37 puntos con 11-18 en los tiros y 4-5 en triples), se llevaron una victoria importantísima del Verizon Center de Washington.

El partido fue una batalla de principio a fin. Intensidad máxima; se luchaba por cada palmo de parqué. La rapidez de John Wall hizo acto de presencia nada más empezar y José Calderón (10 tantos, su mejor actuación en lo que va de curso), al igual que cualquiera que intente defender por delante al base de los Wizards, sufría sin poder parar las entradas a canasta del All Star. Los locales arrancaron bien, mandando en el electrónico y limitando los ataques poco fluidos de los visitantes a lanzamientos de tres puntos. Pero entonces apareció Carmelo. El ‘7’, un anotador como pocos hay en el mundo, sumó ocho tantos seguidos para los Knicks en un abrir y cerrar de ojos: si él está enchufado siempre hay esperanza en Nueva York. Su duelo de superestrellas con Wall acabó en empate tras los primeros 12 minutos (10 puntos para cada uno) y un gran Lance Thomas (12 puntos) ayudó desde el banco a poner el 29-29 en el marcador.

El veterano Gooden hacía estragos en el rebote neoyorquino (consiguió hasta tres canastas tras rebote ofensivo), pero el banquillo de los visitantes, como viene siendo habitual en este inicio de temporada, aguantó el tipo una vez más. Derrick Williams anotaba y Kyle O’Quinn repartía juego desde el poste. Suficiente para mantener el combate en tablas hasta que regresara Anthony de su merecido descanso. El alero no paró. Ocho puntos más llevaban su firma en un segundo cuarto en el que Porzingis despertó tras 12 minutos ausente (por decir algo): 56-59 en el intermedio y sin noticias de Bradley Beal (aunque no por mucho tiempo).

Vujacic estaba en todas, su trabajo sobre el escolta de los Wizards fue fundamental en la primera mitad, y los Knicks se marchaban nueve arriba. Ahí llegaron las oportunidades. Los locales perdieron el norte durante unos minutos y se pudieron dejar el partido en el tercer cuarto. Sin embargo, Fisher y sus pupilos no supieron sacar provecho del parón y los de blanco, primero Wall y después Beal (22 de sus 26 puntos llegaron en la segunda parte), conectaron desde el triple y devolvieron el empate al marcador (73-73): la poca experiencia de un equipo que ha cambiado chapa y pintura este verano pasaba factura.

Con el acierto de su máximo artillero (Beal promedia 25 puntos en los tres primeros partidos), los Wizards quisieron abrir brecha, pero los reservas knickerbockers cumplieron, desplegando una alfombra roja para que las estrellas se jugaran el triunfo en un final apretado. Llegado este punto, frenar a Beal era imposible (“Nadie me puede parar”, dijo el ex de Florida tras la victoria de su equipo en Milwaukee la noche anterior), pero los locales tampoco podían contener a un Carmelo desatado (anotaba cuando quería).  El partido se hizo eterno, una batalla de casi tres horas que no se iba a decidir sin polémica: Galloway (14 puntos), que anotó un triple importantísimo a segundos del final, pidió un tiempo muerto desde el suelo con su pie izquierdo sobre la línea de fondo. Los árbitros no lo vieron y Anthony dio la estocada final desde la personal (110-117).

Los neoyorquinos, que infligieron su primera derrota a los Wizards, sumaron su segundo triunfo de la temporada (segundo a domicilio) en una dura batalla en la capital estadounidense. Manhattan sonríe. Y no solo por la victoria, sino porque su estrella también lo hace: primer gran partido de Carmelo tras su operación de rodilla. "Ha sido uno de esos días", dijo el alero.