MAVERICKS 118-CLIPPERS 108

Un histórico Nowitzki venga a Dallas de DeAndre Jordan

El alemán estuvo increíble: 31 puntos (5/6 en triples) y 11 rebotes, el jugador con más edad en lograrlo. El pívot de los Clippers, abucheado en todo momento.

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"La única cosa peor que la palabra de Jordan, son sus tiros libres". Esta fue sólo alguna de las pancartas que pudo ver DeAndre durante su primera visita a Dallas tras su negativa, a última hora y con lío cómico e histérico en las redes sociales incluido, a fichar por los Mavericks y quedarse finalmente en unos Clippers que pasaron de desdichados a triunfadores en el mercado veraniego con su decisión. "El verano de los Clippers, un suspenso rotundo", llegó a decir JJ Redick antes de que sus compañeros y entrenador lograsen retener al pívot, dejando en nada todo el papel reclutador de Chandler Parsons.

Pero eso fue sólo el inicio. El de Houston tuvo siempre banda sonora desde su presentación hasta que se retiró al vestuario. Los 19.805 aficionados del American Airlines Center, con el dueño de los Mavs, Mark Cuban, a la cabeza, pitaron cada vez que el jugador pisaba la pista, cada vez que tocaba el balón y cada vez que lanzaba desde la línea de tiros libres (de ahí el cartel, recuerdan).

"Obviamente ellos me iban a abuchear, pero pensé que iba a ser mucho peor. Al final, salimos a tratar de ganar un partido y eso fue todo", manifestó Jordan al acabar un duelo en el que los Clippers firmaron su tercera derrota de la temporada (118-108) y donde él fue uno de los principales culpables. Sus números no estuvieron a la altura. En las tres últimas temporadas, DeAndre promediaba 19,8 puntos y 19,5 rebotes, su anotación más alta fuera de casa y la segunda en la categoría reboteadora. Pero esta madrugada cayó a los 9 tantos y 11 capturas en 27 minutos de juego (-23 con él en pista), lastrado por las faltas (5) y por una inoperancia crónica desde la línea de tiros libres (2/6 del 6:25 del último cuarto al 4:11) que le llevaron al banquillo durante tres minutos vitales para el desenlace del partido (del 4:11 al 1:23). El Hack-a-Jordan es un drama para un Doc Rivers que parece no tener ganas de poner firme a su hombre en este aspecto. Pasarán los años y el pívot seguirá por debajo del 35% desde la personal. Una laguna muy grande para un aspirante al anillo.

Pero no fue todo, obviamente, culpa de DeAndre. También hay que dar mérito a lo hecho por Dirk Nowitzki en los 33 minutos que estuvo en pista. El alemán, considerado por muchos como el mejor extranjero que haya pasado por la NBA, dio el enésimo recital de su carrera. Comenzó con precaución en el primer cuarto. Media al rival que estaba enfrente (7 puntos). En el segundo, no se estiró mucho (4), para dar una estocada magnífica en el tercero (13) y solventar el encuentro en el último (7). El ala-pívot acabó con 31 tantos (11/14 en tiros de campo con un ¡5/6! desde el triple) y 11 rebotes. Números que lo convierten en el jugador de más edad (37 años) en cosechar 30 (con más de 3 tripes)-10 desde que se instauró los puntos desde el perímetro (1979-80). Su labor no solo fue anotar, sino hacerlo cuando se necesitó. En el momento exacto, remató a su moribundo rival con triple que subió el 113-108 al marcador y con solo un minuto por jugarse en un encuentro que llegó igualado al descanso (53-54) y cuya máxima diferencia fue un +13 a favor de los locales a mediados del tercer periodo (81-68).

Ese lanzamiento del germano fue la puntilla que dejó en nada el magnífico partido de Blake Griffin. El de los Clippers finalizó con 21 puntos, cinco más que Austin Rivers, el siguiente en anotación de los angelinos, y 10 más que un Chris Paul que puso otra muesca en su currículum al superar las 7.000 asistencias en su carrera. El base se convierte en el 15º jugador (y el cuarto más rápido) en realizar una hazaña que no sirvió para evitar la venganza en Dallas de Nowitzki y sus chicos. "Hay tantas cosas que quiero decir", subrayó el dueño de unos Mavericks que se vengaron por las redes sociales de los Clippers tras consumarse la victoria. No podía ser de otra manera, la verdad.