CLIPPERS 101 - PISTONS 96

Griffin (34-8-9) y Crawford (37-6-8) pueden con los Pistons

Resolvieron un partido muy difícil para los Clippers, que jugaron sin Chris Paul ni JJ Redick. Los Pistons desperdiciaron una ventaja de 17 puntos.

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Blake Griffin, una superestrella que no deja de progresar, ha resuelto en la matinal del sábado en Los Ángeles (noche ya en España) un partido muy complicado para los Clippers, que afrontaban el duelo ante los sorprendentes Pistons sin Chris Paul ni JJ Redick. El ala-pívot all star rozó el triple-doble (34 puntos, 8 rebotes y 9 asistencias) y con la ayuda de Jamal Crawford, en una versión muy próxima a la del anotador compulsivo que fue hace años (37, 6 y 8), se merendó a Detroit, que desperdició la ventaja de 17 puntos que se había cobrado en el segundo cuarto (31-48).

Andre Drummond firmó su noveno doble-doble de la temporada en otros tantos partidos (18 tantos y 19 capturas), pero en el último cuarto Stan Van Gundy tuvo que sentarle varios minutos para evitar las faltas intencionadas (hack-a-Drummond) de los Clippers sobre un mal tirador de libres (6/14). Ilyasova y Reggie Jackson, con 20 puntos cada uno le acompañaron en ataque, pero el base se equivocó en algunas decisiones importantes al final, como Caldwell-Pope, que se jugó un mal triple a 4 segundos de la conclusión, totalmente desequilibrado. Pudo forzar la prórroga, pero apenas tocó aro. 

El duelo bajo tableros entre los dos mejores reboteadores de la temporada en la NBA, Drummond y DeAndre Jordan no defraudó. El de los Pistons capturó 19 y el de los Clippers, 16. Pero su desempeño quedó ensombrecido por la exhibición, plena de recursos, de Griffin. Percutiendo como un martillo pilón en la pintura unas veces y haciendo un daño irreparable otras con su cada vez más certero tirito de seis metros. Con ese repertorio agotó los intentos de frenarle de Drummond y de cuantos le salieron al paso. Suya fue la primera canasta en juego de un poco fértil último cuarto, a casi seis minutos del final. A los Pistons también les dolió un triple del hijo del jefe, Austin Rivers, que ponía el 93-90 a 2:34. Y es que, a partir de ahí, los Clippers ya no cedieron la ventaja.