El Unicaja se estrelló en Alemania. En la salida sobre el papel más sencilla de cuantas había afrontado firmó su mayor ridículo en mucho tiempo. Una derrota sonrojante que acaba con su condición de invicto y empaña su inmaculada trayectoria hasta ahora en la Euroliga.

Jackson sostuvo al Unicaja en el primer cuarto. El galo enchufó nueve puntos en esos primeros diez minutos que mantuvieron a los malagueños por delante (14-17). Luego desapareció y Unicaja, que brindó una autopista hacia su canasta, sucumbió con estrépito. Strelnieks, Radosevic y Melli lideraron la revolución del Bamberg, que endosó un parcial de 26-12 al Unicaja antes del descanso (40-29). Los verdes no encontraron ni acierto ni fluidez en ataque y fueron excesivamente blandos en defensa.

Las arengas de Joan Plaza en el descanso no surtieron efecto. El técnico catalán tiró incluso del maltrecho Nedovic, pero no era el día de este Unicaja, que empeoró con creces sus malos momentos en ACB esta temporada y no fue, ni por asomo, el intratable equipo que arrasó las pistas de Maccabi y CSKA.

El Unicaja entregó el rebote (36-26) y firmó unos porcentajes de tiro paupérrimos (12 de 28 en tiros de dos y 4 de 26 en tiros de tres puntos). El equipo de Plaza fue un muñeco en las manos de un Brose Baskets muy seguro de sí mismo y con las ideas muy claras. Abusando por dentro y por fuera, con Wanamaker, Miller, Melli y compañía gustándose y sintiéndose imparables, el cuadro alemán aniquiló cualquier esperanza verde en el tercer cuarto, que concluyó con un escandaloso 60-37.

De ahí al final, sólo hubo tiempo para sonrojarse hasta el límite. Unicaja siguió siendo parte activa del festín del Bamberg y se dejó en Alemania el liderato del grupo.