Un duelo de entreguerras nada fácil para el Madrid. Un compromiso enquistado entre la batalla con el Fenerbahçe y la que se avecina en Múnich por la supervivencia final en la Euroliga. Un partido, además, ante un rival que llegaba con la motivación inyectada en vena. Dos jugadores del UCAM Murcia tienen contrato en vigor con el club blanco: Campazzo y Lima. Otros tres (Antelo, Arteaga y Alberto Martín) se criaron en la cantera madridista. Añadan por parentesco de tercer grado al técnico, al griego Katsikaris, que estuvo hace dos veranos en la lista para sustituir a Laso.

Así que en esas, con la mente viajera y la enfermería repleta (Rudy, Nocioni y Thompkins fueron bajas, y Maurice Ndour, el fichaje, aún no está inscrito), el Madrid tuvo que reorganizar fuerzas y repartir nuevos roles en cada puesto. Y lo hizo con nota, con acelerones como el del final del tercer cuarto que lo elevaron por encima de los cien puntos por cuarta vez esta temporada, la tercera en Liga.

La anotación casi nunca ha sido el problema; otra cosa es la defensa. Y a veces también el rebote. Lagunas que vimos este domingo a rachas, en el arranque del segundo cuarto (27-30) y, sobre todo, en el inicio del tercero. Cuando el Real se encaramó a los once puntos de ventaja (56-45) y desconectó. Tanto que recibió un parcial exprés de 2-16 (58-61). Campazzo añadía dos triples a la buena dirección previa.

Durante ese tramo los de Laso apenas cogían uno de cada tres rechaces bajo su aro, tradúzcanlo si quieren por agujero negro. Pero cortaron la situación tirando del freno de mano, sin medias tintas. Willy Hernangómez y Doncic, a cancha junto a Llull, Carroll y Taylor de falso pívot. El durmiente se despertó y abrasó al rival ‘amigo’. Diecinueve tantos para acabar el cuarto. Tiritos de Jaycee, dominio de la situación de Llull y buen trabajo en la pintura de Willy por segunda vez en tres días (veremos ahora cómo queda la rotación interior con Ndour y los ausentes de vuelta).

¿Y Doncic, qué? No soltó fogonazos deslumbrantes como en jornadas previas, pero cumplió con nota. Le veíamos subir el balón como un base y luego correr hacia atrás para defender con éxito a los ala-pívots enemigos, a Radovic y a Antelo. Radovic, por cierto, había liderado el roto en los rechaces (13). Sin embargo, el UCAM echó en falta a Lima y no le bastó el impulso inicial de Kelati (metió sus cuatro primeros triples) y el posterior de Lishchuk.

El Madrid entró ya con el pie derecho en el último acto y aflojándose los cordones (82-66). Baño de multitud. Y ahí incluyan a Laso y los minutos para Radoncic y el debut de otro canterano, Samba Thiago. El octavo que se estrena con el técnico vitoriano en el banquillo. Final festivo a la espera de la batalla padre el viernes en Múnich.