NUGGETS 107-LAKERS 111

Kobe (31+5) rompe la maldición de los Lakers contra el Oeste

El escolta, renacido (25 puntos con un 50% en tiros en sus últimos cuatro partidos), lidera en Denver a unos Lakers que sumaban 17 derrotas seguidas contra equipos del Oeste.

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Ni un pequeño indicio”, fue la respuesta de Kobe Bryant en cuanto se le preguntó, normal, si el renacimiento inesperado que ha experimentado en este final de 2015 le podría hacer cambiar de opinión sobre su retirada: ni un pequeño indicio. Y así tiene que ser, tan cierto como que está sí es la forma en la que Kobe tenía que despedirse de la NBA. Porque después de su históricamente espantoso mes de noviembre, ha cogido ritmo y está jugando a un nivel que recuerda lo suficiente a Kobe como para saciar la nostalgia que ya se acumula en el pecho... y devolver el dinero de la entrada a los que siguen llenando los pabellones para verle. Más que nunca, o tanto como siempre, desde el anuncio de su retirada.

En sus cuatro últimos partidos, Kobe promedia 25 puntos, 5,3 rebotes y 5 asistencias con un 50,7% en tiros de campo y un decente 35,4% en triples. En Denver igualó los 31 puntos que ya había metido contra los Wizards a principios de mes, dio 5 asistencias y firmó un buen 10/22 en tiros con un mal 2/9 en triples. Fue Kobe, sobre todo al final, con once puntos en los últimos seis minutos incluido uno de esos reversos muy forzados que antes metía casi siempre y ahora no estaba metiendo casi nunca. Una canasta que selló la victoria (100-107). Al final, 107-111. Kobe hilvanó el resurgir del tercer cuarto (16-32) con una funcional mezcla de puntos y buenos pases, y hasta se encargó de hacerle la vida imposible a Will Barton, una de las sorpresas de la temporada y que se mueve entre el aspirante a Mejor Sexto Hombre y el aspirante a Jugador más Mejorado. Barton entró en la pista como un obús, anotó 18 puntos en menos de 9 minutos y llevaba 22 cerca del descanso, cuando los Nuggets iban camino de la paliza (63-43). Pero terminó con 25, perseguido por un Kobe que le defendió bien y le hizo sufrir en el poste en ataque. Los Lakers convirtieron ese -20 en un 76-75 en menos de doce minutos de tiempo real. Mal asunto para unos Nuggets sin Gallinari y todavía sin Mudiay y cuya temporada está siendo una montaña rusa: ahora acumulan tres derrotas (11-17), justo después de cinco victorias en seis partidos que habían seguido a 8 derrotas consecutivas.

Los Lakers ganaron su quinto partido (5-23), el primero contra un rival de la Conferencia Oeste después de 17 derrotas seguidas, catorce de esta temporada y tres para cerrar la pasada. Contra casi cualquier pronóstico, atacaron bien y sobre todo defendieron bien en el segundo tiempo. Contra unos Nuggets sin una obvia referencia ofensiva, pero desde luego algo es algo. Era el penúltimo partido de Kobe Bryant en una ciudad especial, que esta vez le ovacionó y que tanto le ha pitado por aquella acusación de violación en un hotel de Colorado. Y que le vio hacer cosas asombrosas, sin ir más lejos en la final del Oeste de 2009, en la que trinchó a unos excelentes Nuggets (Carmelo Anthony, Billups, JR Smith, Nene, Kenyon Martin…) con 34 puntos y casi 6 rebotes y 6 asistencias por partido en un 4-2 final que incluyó exhibiciones tremendas en esa misma pista: 41 puntos en un peliagudo tercer partido al que se llegó con 1-1, 35 y 10 asistencias en el sexto que cerró la eliminatoria.

Ampliando el dato anterior, Kobe suma en sus últimos 7 partidos 20,6 puntos con un 48,2% en tiros por los 15,9 con un 29,6% de sus primeros 17 encuentros. Para algunos es cuestión de cabeza una vez anunciado su adiós. Pero probablemente tiene más que ver con el ritmo de juego y la elasticidad en las piernas que le faltaban tras su regreso, después de una convalecencia interminable y con 37 años. Como Barton, Kenneth Faried también desapareció antes de tiempo (14 puntos y 9 rebotes, casi todo antes del descanso) y Papanikolaou fue titular en el puesto de Gallinari: 9 puntos con un 3/4 en triples. Los Lakers acabaron siendo superiores con Bass (reinsertado y muy sólido cuando se cargaron de faltas Hibbert y Nance) y Randle como pareja interior y el goteo anotador de Lou Williams (17 puntos, 5 asistencias), Kobe y Jordan Clarkson (19 puntos, 8 rebotes), el sophomore que más anota por detrás de Andrew Wiggins. D’Angelo Russell no brilló en absoluto (6 puntos, 1 asistencia) y Larry Nance (10 puntos, 2 rebotes) dejó destellos de una confianza que va a más y un espíritu que siempre está ahí, con todo lo demás por pulir.

El caso es que los Lakers ganaron, que es noticia exótica cada vez que lo hacen, y que Kobe Bryant jugó un gran partido, que empieza de dejar de ser noticia. Con aroma al Kobe de siempre, el que ya se está terminando de ir pero que no se irá nunca. Y eso, a la espera de que su barajen sus opciones de mantener el primer pick en el próximo draft (será top 3 o será de los Sixers), es lo máximo que un aficionado de los Lakers le puede pedir a un partido a estas alturas de esta (otra...) aciaga temporada.