DOMINION BILBAO BASKET 64 - IBEROSTAR TENERIFE 67

El Tenerife enmudece Miribilla con los triples de White

El Iberostar llevaba 1/16 y anotó cinco sin fallo para doblegar a un Bilbao que tras ir 12 arriba a falta de cinco minutos, jugó fatal de nuevo el último tramo.

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ACB

El Dominion Bilbao se dejó comer la tostada exactamente igual que ante el Estudiantes. Con el partido controlado (62-50, a falta de 5:26), abrió la puerta a un Tenerife que llevaba un 1/16 en triples. Le metió en el partido y prácticamente dijo adiós a la Copa, ese torneo que pide Sito Alonso no tener en cuenta para no obsesionarse. En lugar de estar pendiente del arco, permitió cinco canastas sin fallo desde ahí: parcial de 2-17 y a otra cosa.

Beirán encestó dos supercanastas y White sacó la chistera con tres, primero con una lejanísima, con la fortuna de dar en tabla y caer dentro, a falta de 49 segundos, y luego en el cambio defensivo otra ante Bogris. Sito no estuvo atinado al poner en pista a Todorovic, con poco peso en este tipo de finales, para defensas cruciales. Lo normal habría sido sacar a Ruoff. El rebote ofensivo y ese esfuerzo final traicionaron una vez más a los locales.

Fue un partido raro. La sesión arrancó con el caluroso recibimiento habitual a Vidorreta, que hizo el paseíllo gustándose y cuando le nombraron por megafonía se llevó la mano al pecho y señaló a un sector concreto de la grada donde se acomoda su familia. El ambiente se enfrió luego. Sería por la hora inusual, las doce del mediodía. El Bilbao incidió de salida en el triple: en el 11-4 llevaba tres canastas desde el arco, de tres jugadores distintos. Hervelle salió incrustado en el quinteto inicial pero aún no tiene el golpe de pedal característico de él. Por eso al afinar la defensa hizo tres faltas demasiado pronto y falló la bandeja posiblemente más sencilla de su carrera.

Fue hilando canastas el Dominion para irse fácil a los siete minutos al 17-4, tras un tiro libre de los dos que tenía Hannah. El Tenerife estaba dormido, no protegía el balón y la gran defensa enemiga retardó su entrada en escena. Seis robos y un 4/7 en triples impulsaron a los locales. Los insulares se tiraron seis minutos sin anotar, pero las rotaciones cambiaron el discurso del partido: entre White, Arco y Beirán (éste en el poste medio) empaquetaron 19 puntos en la primera parte y el banquillo local apenas aportaba. Total: 25-24.

Si Bertans está seco se nota mucho en el engranaje del Bilbao, que en el primer tiempo se sustentó exclusivamente en Hannah y Mumbrú (11 puntos cada uno). Todo demasiado individualista, había que abrir el abanico. El letón se dedicó a anular a Richotti, clave en la sorpresa tinerfeña del año pasado. Ambos no metieron canasta en juego hasta el final del tercer acto. La emoción llegó con más ritmo y a mitad de ese período. Llegó el momento de los valientes. Y Bogris lo es, aunque su juego no cautiva ni llegue desde los violines. Hace las dos cositas que sabe, se faja en el rebote y sale un cinco suplente de lo más aprovechable. En el bando contrario Sekulic trató de darle réplica atesorando más clase.

Hannah llegó a seis robos, igualando a Mumbrú, Recker y Sanmartín en la historia bilbaína en ACB. Pero se enredó demasiado y lía al grupo. El Tenerife sumó 1/16 en triples, muchos de ellos perfectamente librados. Parecía una pista para confundir al enemigo. Es un equipo disciplinado, pero sin la chispa ofensiva y con pérdidas groseras hay poca capacidad de reacción. Hasta que se enciende el milagro.

Cambiando defensas y negando tiros, tras un tiempo muerto enérgico de Vidorreta, acertó con la tecla. Todo ello después de que Suárez anotara un triple que parecía sentenciar: 62-50, a -5:26. Dejaron los insulares su versión buena en el tiro para el final: recogieron el ritmo de partido con esa inspiración y la complicidad del Dominion. “No disfrutamos cuando vamos doce puntos arriba. Hay que ser mucho más feliz cuando vas doce puntos arriba. Si piensas en la Copa tienes mucha más presión, quitarlo de la cabeza a veces cuesta”, valoró sito Alonso.