Nadie había tenido tan cerca la victoria en el AT&T Center de San Antonio. Los New York Knicks, que llegaban de ganar tres consecutivos jugando su mejor baloncesto de la temporada, estuvieron a un tiro abierto de José Manuel Calderón de romper la racha de los Spurs en El Álamo: 22-0 esta temporada y 31 triunfos seguidos. No se puede pedir más, knickerbockers. Kristaps Porzingis cuajó uno de sus mejores partidos de la temporada (28+11) y Carmelo Anthony sumó 20+12 antes de ceder el tiro final a un compañero en mejor posición que él: sigue tomando las decisiones correctas. "Hicimos una buena jugada. Le dimos el balón a un buen tirador con espacio suficiente, pero no quiso entrar", dijo tras el partido un Derek Fisher que no quiso pedir tiempo muerto para ese último ataque. Kawhi Leonard sigue a su nivel habitual: 19 puntos, 12 rebotes y unas cuantas buenas defensas sobre Melo (5-15 en tiros) y Afflalo (3-8).

Calderón tocó hierro

De fácil nada. Los Knicks (18-20) salieron dispuestos a pelear por el triunfo. De tú a tú fue toda la primera mitad, con un gran KP (15 puntos), alguna ventaja medio seria de los visitantes (+9) y un +3 final para los Spurs. Entonces, llegó la gran demostración de fe de los pupilos de Derek Fisher. Los Spurs empezaron a mejorar en defensa y a abrir hueco en el marcador. Se pasaba del +5 al +7 y viceversa, pero los texanos no conseguían el KO habitual. La tendencia no cambió en los últimos 12 minutos y los locales llegaron hasta el +12 (92-80 a 5:27 del final). Parecía sentenciado. Sin embargo, los de Manhattan encontraron el acierto necesario en los últimos minutos para volver a apretar el partido: dos triplazos de Afflalo y un canastón de Carmelo ponían a los Knicks a uno y en vilo al pabellón. Parker falló el último tiro de los locales y a 15 segundos para el final, la bola para ganar la tenían los de la Gran Manzana. Increíble.

Fisher, que había pedido tiempo muerto antes de los dos últimos ataques, decidió no dejar colocarse a los Spurs y que su estrella tomara la decisión correcta. Melo recibió y se fue hacia dentro, arrastrando a su defensor y dos ayudas desde en el lado izquierdo. Entonces, con la bocina a punto de sonar, el '7' encontró a Calderón solo en la esquina y este se levantó para ganar. El tiro solo tocó hierro. Todo se quedó en un buen susto.

Los texanos siguen con su enorme temporada (32-6, igualan el mejor récord de la franquicia en los primeros 38 partidos) y no pierden la estela de los Warriors. Popovich dejó un par de perlas antes de irse a casa ("Te quiero, tío", le dijo a un periodista), Parker se fotografió junto a Hulk (estatua) y Boris Diaw acabó con un buen café en su taquilla (no es broma...). En Nueva York también estarán contentos. "Cogería una derrota así cada día", dijo un Anthony que fue alabado por Fisher por la jugada final. Y es que, además de competir de tú a tú en uno de los campos más difíciles de la competición, cuentan en sus filas con un novato que no deja de dar alegrías. ¡Qué pinta tiene Porzingis!