Los Houston Rockets y los Minnesota Timberwolves son la historia de dos ciudades. La primera comienza a sonreír tímidamente, mientras que la segunda está inmersa en un mar de dudas que ya dura once años sin playoffs y, sin milagro mediante, sumará uno más cuando acabe este curso. Los texanos vencieron esta madrugada a los Wolves (107-104) con susto final y aumentan su racha a cinco partidos sin conocer la derrota, la mejor racha en lo que llevamos de temporada. Los buenos tiempos parecen llegar, por fin, a las filas de unos Rockets con potencial suficiente para luchar por el anillo, con un jugador franquicia que será Hall of Fame cuando se retire. Hablamos, como no, de James Harden. El escolta volvió a ser la base del triunfo. Como lo fue en los dos frente a los Jazz, ante los Pacers y contra los Grizzlies. El ex de los Thunder promedia 27,2 tantos (hoy, 27) en los últimos cinco duelos disputados, a ocho décimas de su media esta temporada y casi siete puntos más que la de su carrera (20,3).

Además, Harden estuvo de fiesta contra Ricky Rubio y los suyos. Superó la cifra mágica de los 10.000 tantos en su carrera (se quedó en 10.005). Son ya, con esta, siete campañas en la mejor liga de baloncesto del mundo y las que te rondaré, morena. Su nivel ofensivo fue fundamental para dejar en nada la reacción del equipo de Minnesota. Duros y orgullosos, los Timberwolves nunca dieron su brazo a torcer y comandados desde la dirección por el español, trataron de no sumar su octava derrota (12 en los últimos 13), la peor racha de la franquicia este curso. Y en el próximo duelo se enfrentarán a los Thunder en Oklahoma. Durant y Westbrook. Mucho para esta joven plantilla. Pero esta madrugada los Nuggets han vencido a los Warriors. Siempre hay esperanza, ¿no?

El internacional español tuvo magia en las manos, un día más. Repartió 12 asistencias. La cruz, como siempre, su nivel de puntuación (9) y el tiro: lanzó sólo cuatro tiros y anotó tres. El porcentaje es genial, pero se necesita mucho más de él. Tiene mucha calidad, pero parece haber dejado el tiro para otros como Wiggins y Kevin Martin. Entre los dos encestaron el 48% de tantos de su equipo (50). Towns, por su parte, llegó sólo a los 16, pero fue un gigante debajo del aro al capturar 16 rebotes, la máxima de un rookie esta campaña.

Fue el propio Kevin Martin el que tuvo en sus manos dos tiros de llevar el partido a la prórroga. Tras llegar al descanso siete abajo (57-50) y al último periodo perdiendo por cuatro (81-77), los de Sam Mitchell dieron la vuelta a la situación con un parcial 1-6 (82-83), concluido con un triple de Bjelica (6), que Harden y compañía revolcó con un 10-0 a la carrera (92-83). Pero ahí no concluyó el duelo. Ni mucho menos. Los Wolves se pusieron a tres (102-99) y Martin anotó un triple que fue anulado por bloqueo ilegal de Ricky a Harden. El empate no llegó y se hizo cuesta arriba, pues en la jugada siguiente Terry (10), desde el perímetro, elevó la renta local (105-99). A pesar de ello, el propio Martin pudo llevar el encuentro a la prórroga, otra vez desde el triple, pero su lanzamiento cuando el tiempo moría no tocó ni aro. Dos ciudades con sentimientos diametralmente opuestos.