DOMINION BILBAO 88 - OBRADOIRO 83

El Bilbao estará en la Copa y ya es sexto tras ganar al Obradoiro

Necesitaba la derrota de Unicaja o Andorra y se cumplieron las dos. Llegó a 23 de ventaja ante los santiagueses y al final tuvo que apretar los dientes desde la línea de tres

Bilbao
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El Bilbao cumplió con su parte y entre vascos andaba el juego. A falta de 6:27, el Dominion conocía que el Baskonia había amarrado la victoria en el Buesa ante el Andorra y, por lo tanto, dejaba en sus manos, las de los vizcaínos, su suerte para la Copa. Luego se corroboró el triunfo del Madrid ante Unicaja, la otra premisa por si fallaba la vía alavesa. Eso ya daba igual. Aquí todos se juegan mucho e hicieron sus deberes. 

Tenía que despachar el Bilbao al Obradoiro, al que llegó a ir dominando por 23 puntos (66-43) en el tercer cuarto. Pero este equipo ciclotímico no podía sellar su pasaporte al torneo de A Coruña sin sufrir. el cansancio suele influir en ese tramo final. El Obra, poco a poco, sin prisa, con Pozas de fontanero y un Waczynski anulado en el primer tiempo pero muy activo en el segundo, más los tiros tan estéticos de McGrath, se puso a seis puntos en el último suspiro. El Dominion ejecutó su arma lejana: triples primero de Bertans y luego de Mumbrú y Hannah para abatir al anfitrión de Copa. Todo se resumió en el triple: 37 desde ahí (27 sin punteo claro) y 22 lanzamientos de dos. La zona, los cambios defensivos de Moncho Fernández propician esa mira telescópica. Caloiaro tuvo un tiro desde el arco a falta de un minuto y medio, tras un ataque embarullado que retrasó su amenaza, para poner al cuadro santiagués a tres, pero no encontró la red. Les faltó tiempo y detalles para consolidar la remontada. A falta de 36 segundos estrecharon el debate hasta los cinco puntos con los tiros libres de McGrath y poco más que contar porque luego Raúl le dio réplica en esa línea fatídica.

Hubo respuesta desde todos los resortes llamados a la cita. Como Miribilla, que desoyó el derbi del Athletic y casi casi se llenó. Fue un partido de vaivenes, aunque el Bilbao lo gobernó sin grandes apuros hasta ese tramo final. Cuando el Obradoiro se colocó a seis y lanzó el triple sí asomaron la sábana los fantasmas en el pabellón verde y amarillo. Pero la experiencia de los exteriores evitó dramas. El Bilbao desactivó a Waczynski y marcó la pauta de salida con Mumbrú, autor de nueve puntos en el primer cuarto y 12 de valoración. La zona y las alternancias de Moncho Fernández invitaba a experimentar desde la periferia. Siete de las primeras nueve canastas en juego del partido fueron triples (y eso que los locales estaban perfectos en dobles). Al final de ese período, con 27-23 y tres segundos por desarrollar, el Obra no pudo ni sacar de fondo. En la jugada que abrió el siguiente cuarto anotó de tres Ruoff: 30-23. Detalles de cándido del Río Natura que le fueron sepultando. Como los tres triples fallados de Bertans en la misma jugada y otros tantos rebotes ofensivos de un Bogris que estuvo muy solidario y batallador, o una antideportiva y el triple de Borg sobre la bocina del primer tiempo: 53-35. 

Daba la sensación de que el Bilbao podía ejecutar el partido y lo estaba dejando colear. Su gran defensa contrastaba con el ataque atormentado. En el segundo acto el equipo abrió la lata con 15 puntos, todo triples. Y marchaba con 10/20 al descanso en ese apartado (14 puntos llevaba Mumbrú). Borg dio una buena rotación: lo que salió de uno y otro banquillo fue muy dispar (41-22 en puntos).

Y en el arranque del segundo tiempo, otro despiste visitante: pérdida de Pustovyi. Vivían mucho del rebote ofensivo. Pasado el minuto 26, +23 bilbaíno. Si Waczynski hizo sólo cinco tiros en toda la primera parte, en la segunda cogió la responsabilidad y estuvo a la altura de lo que su nombre significa ya en la ACB. Con McGrath y aprovechando el bloque indirecto montaron una buena, pero les faltó tiempo y algo de convicción. En realidad, la Copa está en su casa, son anfitriones, y quedó claro quién se jugaba más.

Sexta presencia bilbaína en el torneo invernal, segunda consecutiva, sacándose de encima los sudores que está teniendo en casa. Un 9-8 con un 'cinco' en fuga y su sustituto lesionado tiene enorme mérito. Todo de la mano de Mumbrú, dolorido en la espalda; superó a Rafa Jofresa como decimotercer máximo anotador de la historia de la ACB.

"La pureza del basket es lo que da nivel a la Liga ACB. Aquí nadie regala una victoria", resumió Sito Alonso, quien no invitó al equipo a comer por su cumpleaños como suele hacer "porque no sentía identidad", algo que sí llevó a cabo hace unos días al percibirla. "Después de perder contra el Tenerife, el equipo estaba roto. El Tenerife nos había quitado la Copa. Eso no es fácil. Y tras el mazazo de Mirza (Begic) aún nos hemos unido más. El equipo ha sabido recomponerse ante cualquier mazazo que nos han dado las lesiones y los resultados", prosiguió. Avanzó que si pueden aguantar sin un refuerzo en el cinco lo harían, pero rastrean el mercado, "no vamos a dar algo que no podemos". Por su parte, Moncho Fernández concluyó: "La Copa es un reconocimiento a todos los que hacen posible que Obradoiro exista".