WIZARDS 121 - WARRIORS 134

El show de Curry: 51 puntos antes de visitar la Casa Blanca

45-4 para unos Warriors que igualan la mejor marca de la historia tras 49 partidos (Sixers, 66-67). Décimo triple-doble de Draymond Green.

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La Casa Blanca espera a los campeones de la NBA, pero Stephen Curry no ha querido visitar al Presidente Obama sin tener una nueva barbaridad que contar. El MVP 2015 (tienen toda la pinta de que repetirá galardón), que llevaba 50 puntos y un pobre (para él...) 11-29 en triples en los últimos tres partidos, volvió por sus fueros en la capital estadounidense: 51 puntos, 19-28 en los tiros y un 11-16 desde 'su' línea. Otro show, otro partido para el recuerdo y vítores de una grada que quedó boquiabierta ante la exhibición del magnífico base de los Golden State Warriors. Para redondear el enésimo partidazo de Curry, décimo triple-doble de Draymond Green esta temporada (el que más en la historia de la franquicia y quedan 33 partidos) y 24 puntos de un Klay Thompson al que le cuesta muy poco sumarse a la fiesta. Solo queda aplaudir el gran esfuerzo de los Wizards, especialmente de John Wall (41+10), y seguir disfrutando de uno de los mejores equipos de siempre. ¡Show must go on!

La NBA actual no se entiende sin Stephen Curry por noches como la de ayer. El '30' de los de Oakland, que venía de una de sus peores rachas de la temporada (por no decir la peor), se vistió de superhéroe y repartió sonrisas a diestro y siniestro, muy a pesar de la parroquia local que, aun así, acabó celebrando muchas de sus canastas (fenómeno inevitable y extendido por todo EEUU).

Siete triples en 6:40

No tardó en dejar claro a las 20.356 personas que llenaban las gradas del Verizon Center que aquella entraba iba a valer la pena. Con 2:50 jugados, el MVP armó el brazo y clavó su primer intento desde la línea de tres: empezaba bien el día. Curry nunca se contenta con menos de lo que sabe que es capaz de hacer, así que los siguientes seis minutos y medio fueron un auténtico espectáculo: 7-8 en triples para 23 puntos en 6:40 de reloj. Brillante, casi absurdo. Se sentó en el banco con 25 de los 43 puntos de los Warriors y un solo fallo en el tiro, su séptimo cuarto de +20 puntos en lo que va de temporada (nadie más tiene más de dos). "Voy a dejar que descanse un par de minutos en el banquillo", decía Steve Kerr entre risas cuando le preguntaron, de cachondeo, si el base había tirado demasiado en el primer periodo. También pidió unas palomitas, no era para menos: Curry estaba protagonizando un show memorable.

Hasta los 50, otra vez

El point guard no paró en toda la noche (36 al descanso), y acabó logrando el cuarto partido de su carrera de +50 puntos (octava vez que pasa de los 40 esta temporada: de locos). La pena: que no pudo batir su marca de triples anotados en un partido (11-16), igualó los 11 que anotó en el Madison en febrero de 2013 (el récord lo tienen Kobe Bryant y Donyell Marshall con 12). Párense un momento a pensar: 19-28 en tiros y 11-16 en triples, casi 68% y casi 69% de acierto. Por si alguien no le ha visto jugar, sus intentos no son precisamente sencillos. Qué burrada.

Nunca está solo

La grandeza de estos Warriors radica en que el mejor jugador del mundo siempre tiene compañía. Draymond Green, con su 12+10+12 (décimo triple-doble de la temporada, lidera la NBA), y Klay Thompson, 24 puntos y seis triples, estuvieron a su nivel habitual. Sí, habitual. Por cierto, ayer sumaron su octavo partido consecutivo con +30 asistencias (35), ningún equipo lograba algo así desde los Hornets de la 88-89 (ESPN Stats&Info).

Wall, los triples y la defensa 

Si hay algo que podemos achacar a los de La Bahía es que se dejan llevar. Cuesta culpar de semejante tontería a un equipo que acaba metiendo 134 puntos (así no te gana nadie), pero, puestos a buscar la perfección, lo cierto es que su defensa dejó bastante que desear (sus números defensivos engañan, el 80% de los partidos no se los toman en serio). Cambian triples en un lado por bandejas en el otro y les da igual: siempre suman más que su rival. En los últimos siete partidos, los campeones habían anotado una media de 24 puntos más que sus oponentes desde la línea de tres. Nadie puede recuperar ese margen. Ayer, ampliaron aún más esa estadística demoledora: +36 desde el triple y a otra cosa.

No quiero acabar la crónica sin alabar el partidazo de John Wall (el equipo en general estuvo muy bien, pero no había nada que hacer). El base de los Wizards cuajó, quizás, su mejor partido de la temporada: 40 puntos (68% en los tiros) y 10 pases de canasta (su mejor anotación del curso). Y tampoco se le puede recriminar nada en defensa, porque defender a Curry es imposible. El MVP está en ese punto en el que solo él mismo puede pisar el freno. Los rivales le persiguen por toda la cancha y, cuando creen que han hecho todo lo que está en sus manos, se dan la vuelta para ver cómo el balón vuelve a besar la red. Ocurre en bucle. Bienvenidos, una vez más, al show del mejor jugador del planeta