DOMINION BILBAO 90 - UCAM MURCIA 69

El Bilbao suma la victoria 200 ACB ante un Murcia acomodado

El Dominion hasta imaginó limar el average (-28) pero en cuanto lo vio imposible se dejó recortar una gran diferencia. Buen partido de Mumbrú y ovación a Katsikaris.

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ACB

El Bilbao Basket llevó una travesía muy plácida ante un Murcia que no fue ni la sombra de aquel equipo racial que sometió al Baskonia una semana atrás. O de sí mismo en la ida. A este paso se acabará el mundo y seguirá sin ganar en Bilbao, su tumba habitual. Lo de siempre. El UCAM va cambiando de piel, pero su historia le marca: es enérgico al calor de su gente, que le apremia, pero carece de actitud a domicilio. No hay exigencia y así no se puede andar por la vida. El Dominion alcanzó la victoria 200 en ACB. Sí estaba por la faena y su rival llegó al partido tarde, cuando andaba ventilado. El ejemplo está en Campazzo y Antelo, que anduvieron bostezando toda la matinal y maquillaron sus números con el set de la señorita Pepis. Es el equipo que más faltas hace de la Liga y en plan huelga por hacer esta vez no hicieron ni eso. Deja la coraza de hierro en Murcia y se vuelve tembloroso al mínimo soplido. Al menos Faverani sí puso algo de ganas en su mejor partido tras la vuelta a la ACB con una actuación decorosa para no echar mucho de menos a Lima.

El Dominion ha ganado poso con la sexta plaza en el pase a la Copa. Va con más seguridad en casa y en los últimos cuartos se comporta con solvencia. El partido no comenzó hasta que prendió la esperada ovación a Katsikaris, el técnico de las dos finales. La gente le agradeció el impulso hacia la nobleza desde la humildad que dio al Bilbao el técnico griego, que se emocionó ante el gesto de afecto. Vitor Benite fue baja de última hora por un virus estomacal, una rotación menos exterior para aplacar el torrente de Mumbrú en el poste, porque además éste cargó con faltas a Rojas e hizo un molde a Kelati, que padeció lo indecible durante la matinal.

La escasa actividad de los interiores murcianos en el rebote (Bogris les sacó los colores en cuanto a entrega y forma de moverse sin balón), permitió a los bilbaínos dominar el primer cuarto a placer, con la máxima diferencia precisamente sobre la sirena: 28-14. La defensa visitante era un chiste y permitía porcentajes galácticos: 64% en tiros dobles y 50% en triples. Kelati es un tirador, pero Dios no le premió con velocidad atrás para recorrer el parqué sorteando bloqueos o desplazarse lateralmente, así que se volvió loco buscando a Bertans. En el segundo cuarto parecía cambiar el panorama, con 0-8 de salida para los murcianos, apoyados en Radovic y generando más por dentro. Wood encontró esa mira telescópica y metió un tres más uno a falta de 5:08 para el descanso, con falta de Bertans: 34-30. Katsikaris barajó sus cartas y puso a tres pequeños, pero el Dominion restableció el orden con un.8-0 para el 42 30. Bertans desajustaba la defensa con su movilidad. Y Mumbrú al descanso era como el Kobe Bryant de los buenos tiempos; 10 puntos (4/4 en dobles y 2/2 en libres), tres rebotes y cuatro asistencias, con 20 de valoración.

Wood y Hannah se citaron en el lejano oeste de Miribilla para desenfundar y dedicaron canastas a cual más lejana y sin elaboración: coger y tirar. Salió ganando Clevin, que también robó un balón y luego sumó a su causa al omnipresente Mumbrú, que encestó en el tercer final de posesión seguido, desde su casa de Barcelona. Luego volvió a su hábitat del poste bajo y puso en aprietos a un Rojas con tres faltas al que no ayudaba nadie en el uno contra uno; 64-49 a -15:22. Katsikaris exprimió un último recurso: una zona 2-3 muy abierta para anular tiros lejanos, y se pusieron a nueve. Era un espejismo. En la salida de último cuarto volvieron las aguas a su cauce, con un triple de Ruoff: 71-56. Luego le secundó Hervelle: 74-56. El Bilbao empezó a pensar en el average (-28), a -2:56 y eso le distrajo de tal manera que le recortó mucho la distancia y rompió el descanso de Mumbrú durante todo el último cuarto (salió a -1:55).

“Cuando jugamos en Murcia somos un equipo diferente y, como suelo decir, no lo entiendo, los parqués en todos los campos son iguales, esto no es un césped en el que la hierba puede estar más o menos larga, falta confianza para superar problemas”, valoró Katsikaris, emocionado con el aplauso de inicio: “He intentado aislarme, la gente estuvo educada, demostrado que me quiere mucho, les agradezco el gesto y que sigan apoyando. El equipo está demostrando en cada partido que tiene una afición fiel y si siguen así siempre llegarán los triunfos y los objetivos que se marquen”.