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BANVIT 73 - DOMINION BILBAO 65

La primera derrota a domicilio saca al Bilbao de Europa

Partido horroroso en Bandirma ante el Banvit, con un último cuarto para olvidar. El equipo de Sito Alonso falló en el tiro exterior ante un gran dúo Fortson-Johnson.

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Hannah, con el bloqueo de Bogris ante Fortson
Hannah, con el bloqueo de Bogris ante Fortson

El 7/7 impoluto de esta temporada a domicilio sirve de poco cuando te juegas el pase a cara o cruz en la caja de zapatos del Kara Ali Acar. No te da puntos. Como mucho, te puede valer para reafirmar tus convicciones si vienen mal dadas. Pero esta vez, ni eso. En el caso del Bilbao, sólo quedará como un registro casi imbatible. Porque la primera derrota lejos de Miribilla este año en Europa fue la más dura, la de la eliminación. Aunque bien se podría decir que ésta se fraguó en el partido de ida, al calor de su gente, ante el Banvit, cuando dejó escapar otro de esos partidos que le elevan a la consideración de Rey Mago, dejando victorias a modo de regalos junto a la chimenea del salón del Bilbao Arena.

El partido de Bandirma fue un compendio de impotencia. De jugar sin un ataque estructurado, con dos pistoleros al otro lado haciendo de las suyas, rompiendo fácil en el uno contra uno para generar todo tipo de desajustes: Fortson y Johnson.Los dos bases principales del Dominion no tienen piernas o tal vez capacidad para sujetar ese primer arranque de los pares; Borg sí, pero cuando hay tanto problema para anotar es mucho riesgo tenerlo en pista. Tal vez había que haber exprimido más su físico. La desaparición de Hannah fue clave, hasta que maquilló estadísticas con varias canastas finales. El último cuarto fue un calvario. Dos puntos en ocho minutos, con las referencias ofensivas sin lucidez de cara al aro.

Y eso que pese a la mala tarde en el tiro, el equipo tuvo el orgullo de llevarlo empatado a falta de 3:59. Sito Alonso se propuso desgastar a Moerman y su colega Ernak hizo lo propio con Mumbrú. Las cartas sobre la mesa, el que tuviera más temple en el todo o nada, se llevaría el billete para los octavos. Mendia salió de inicio para que no gastaran faltas Suárez ni Hervelle sobre el francés, ex de Bilbao. Frente a las habituales salidas del Dominion a fuego este año en el Viejo Continente, esta vez el motor se gripó en el arranque: 9-3 y a remar. El equipo está configurado para ahondar en el triple, y más sin el lesionado Begic, pero esa obsesión le saca muchas veces de buscar ventajas, de progresar en más líneas que el arco exterior: el partido parecía de balonmano. Si no elevas un porcentaje óptimo, estás perdido: 10/35 esta vez. Y eso que Bogris se batió el cobre como un titán: 12+10 rebotes.

Como el Banvit sabía que por dentro no corría riesgo, presionó muy bien las líneas de pase del perímetro. Hubo dureza también, como un puñetazo de Fortson a Mumbrù en una circulación, o las 'aspas' de Hervelle y Vidmar al pelear por la posición. Los entrenadores se enzarzaron y les pitaron técnica doble para serenar su ánimo. A Moerman le defendieron bien tres cuartas partes del encuentro, pero emergió cuando iban a sellar el billete para los cruces: su triple a falta de 3:07 fue casi la sentencia (62-57). Por medio, un 11-0. Previamente Suárez decidió atacarle y metió triples que, después de ir con 11 abajo (73-62), dieron la vuelta al tanteo: 50-52. Puro fuego de artificio. A la hora de dar la puntilla, el equipo no encontró a sus matadores (3/18 en canastas desde 6,75 entre Mumbrú y Dairis con disparos muchas veces completamente solos) y el Banvit sí. Demasiado tiempo a contracorriente, con el gancho, tras un viaje de 14 horas... una verdadera odisea, para entregar la cuchara.