BILBAO BASKET 71-GRAN CANARIA 81

Histórico: el Gran Canaria, a la final tras remontar 19 puntos

El equipo de Aíto perdía 55-36 en el ecuador del tercer cuarto y firmó un parcial de 7-27 en diez minutos. Jugará su pimera final con Báez, Oliver y Salin como principales héroes.

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ACB

"No deis nunca por perdido a un equipo de Aíto", nos comentaba Moncho Fernández, el forjador de este Obradoiro que emocionó el viernes en la Copa. El ‘alquimista’, brujo él, lo comentaba durante el descanso del Bilbao-Granca. Pues eso. Con 19 puntos abajo (55-36), a falta de 14:16 para acabar las semifinales, muchos habrían pensado en batirse en retirada. Pero el viejo zorro tiene herramientas para volver a escena y plantear que la lógica no existe en este tipo de citas. Su equipo es muy largo, mucho más que el de Bilbao, desde luego, y empezó a afinar las teclas con Oliver, un tipo muy listo. El base atacó a Raúl López, otro sabio de esto de perforar aros, lo metió al poste cuando cojeaba por un problema en el tobillo, tiró de fuera y luego a otros pares los desbordó con la misma facilidad. Más adelante se pasearon por la alfombra hacia la final el resto de compañeros.

Fue el desenlace del sueño quebrado bilbaíno y el éxtasis amarillo. Como el 0-25 inapelable en Liga en Miribilla entre ambos protagonistas. El tobogán que está teniendo esta Copa de A Coruña, en la que nada es lo que parece. Se puede ganar a tipos bregados como Raúl López, Mumbrú y Hervelle tras dejarles un carrete de casi 20 puntos. Sito guardó el físico de sus mejores hombres un tiempo largo en el que el triunfo se le fue de las manos. En este tipo de partidos influye mucho el cierre y la entrada en cada cuarto. Y el Bilbao tuvo un colapso absoluto en los 15 últimos minutos. Conocía la fórmula del éxito y trató de refrendarla. Había llevado la semifinal por los mismos derroteros que ante el Barça: defensa férrea, control del ritmo sin dejar correr al contrario y enorme chispa a través del flujo triplista. Pero misteriosamente se colapsó y en lugar de asestarle el golpe de gracia, dejó entrar en escena a un Herbalife que andaba sin competir: metió seis triples en los siete últimos minutos y se acomodó en su primera final copera, la segunda en poco tiempo tras la de Eurocupa reciente.

Definitiva fue una jugada a falta de 1:43 para el último acto: Pangos falló dos triples, y Báez cogió sendos rebotes ofensivos, que luego coronó con un canastón en el arco en el ultimo segundo de posesión: 69-75. El Bilbao se quedó sin ayudas, un favor clave en su crecimiento en el Coliseum. Hasta entonces todo lo que llegaba dentro se contestaba con dos contra uno, los tiros lejanos se punteaban… al final todo se evaporó. La dinámica cambio tras el enorme desgaste y Sito Alonso (se abrazó efusivamente a su mentor, Aíto, tras su rueda de prensa) no veía forma de tener una capacidad de respuesta. Se minimizó el ‘efecto Omic’ pero afloraron secundarios, los que fallaron en un Bilbao que sólo tuvo la gasolina anotadora de siete hombres (la segunda unidad, algunos con procesos febriles, esta vez naufragó). Un poquito de Aguilar, otro de Salin, más Pangos… muchas piedras en un castillo amarillo que pudo erguirse a tiempo. Y, como réplica a lo que le habían hecho hasta entonces, buscó bien las ventajas, elevó su defensa y su acierto en ataque y dejó de sudar tinta china. Los pío pío pelearán de nuevo por un título. Con justicia. Por 15 minutos fabulosos.