BASKONIA 80 - REAL MADRID 86

Llull mete al Real Madrid en la final con 8 puntos seguidos

El base anotó los últimos ocho puntos del Madrid en un partidazo que llegó con empate a los últimos dos minutos. La final, contra el Herbalife Gran Canaria.

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ACB

No exagerábamos cuando decíamos que la del Baskonia era la plantilla más en forma de Europa. Lo vimos ante el Madrid de los títulos, el del gen ganador que decía Laso, el ultra competitivo, el que siempre saca pecho bajo el sol abrasador. Dos morlacos chocaron de frente y El Increíble Llull agarró la gloria. Casta y talento, héroe del madridismo de nuevo en un triunfo agónico.

No había tenido el día, tampoco Sergio Rodríguez. Pero los dos, tanto monta, monta tanto, aportaron justo lo que necesitaba su equipo. Aire puro en ataque. Puntos para levantar la cerrazón. El primero en atreverse con ese salto al abismo en el cuarto final fue el Chacho. De fallar cuatro triples a hilvanar nueve puntos, su última canasta llegó tras robo de un letal Nocioni que se resintió del hombro izquierdo. Maciulis les secundaba. De cinco abajo (65-60) a seis arriba (69-75). Pero Bourousis clavó dos triples para reabrir la guerra.

Con empate a 78, Causeur reclamó una falta de Llull a minuto y medio de la bocina y la respuesta del menorquín laminó al Baskonia: pim-pam-pum. Dos penetraciones por la derecha y un tirito de cinco metros con paso atrás que reventó la semifinal. Añadió dos tiros libres: ocho puntos en un minuto y a la finalísima. A por el tercer título seguido, algo inalcanzable en los últimos 33 años, en toda la era ACB.

El Madrid agarró la semifinal como había cogido los cuartos ante el Fuenla, por los cuernos. Pero el Baskonia es un toro de cuidado y se le escapó. Pasó de controlarlo todo, defensa y ataque, con Ayón haciendo pupa a Diop, Reyes a buen nivel y Willy atando en corto a Bourousis, a no saber por dónde le daba el aire. Carroll presionaba a Adams y Llull a Causeur. Pero el menorquín no andaba fino en ataque. Y tampoco Rodríguez. En estático, los azulgrana sufrían: 17-29 y 26-36. El Madrid no lo leyó bien. Se precipitó y abrió el portalón para que el rival cabalgara. La defensa de Hanga y la explosión ofensiva de Adams y Causeur echaron por tierra esa labor de hormiguita de los blancos.

En lo que tarda en caer un relámpago, en los últimos tres minutos de la primera parte, el Baskonia lo enmendó todo: 16-2 de parcial con 7 puntos por barba de Adams y Causeur. El base americano estiraría la racha tras el descanso: 47-40.

Pero Perasovic se enfadó con él y con el francés. Ambos terminaron en el banco mientras los de Laso recuperaban la compostura. Se quedaba Hanga, fantástico, para luchar con Maciulis. El lituano tuvo mucho que ver en que el Real aguantara el tipo. Lima le daba entonces un relevo largo y de calidad a Ayón. Otro de los imprescindibles.

Ya no era un partido de baloncesto, sino una carrera por la supervivencia. Tensión extrema. Había que resistir hasta el último minuto y una vez allí se abriría el casting de héroes. Ese que ganó Llull. Otra vez él.