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LIMOGES 65 - GRAN CANARIA 82

Golpe de autoridad del Granca, que sentencia el pase a cuartos

Con unos magníficos Newley, Salin y Seeley, deja casi sellado su pase a los cuartos de final tras arrasar al Limoges 65-82. La vuelta en el GC Arena, un trámite.

Actualizado a
Omic da el salto inicial del partido Limoges-Gran Canaria.
Omic da el salto inicial del partido Limoges-Gran Canaria.CB Gran Canaria

Ni el cansancio, físico y mental, tras un Copa del Rey legendaria. Ni siquiera el traslado a Francia y la ventaja en días de preparación de este partido que le llevaba el Limoges. Nada eso hizo mella en un Herbalife Gran Canaria que, tras la exhibición que acaba de dar en Limoges, 65-82, deja prácticamente certificado su pase a los cuartos de final de la Eurocopa. El de esta noche fue, desde luego, un golpe de autoridad en condiciones extremas. NI rastro de aquel equipo francés que le ganó los dos partidos al Valencia, por cierto.

La empanada con la que saltó a la cancha el Limoges ya la quisieran para sí las mejores pastelerías. Pese a que en el primer ataque del partido capturó hasta 4 rebotes ofensivos, la actuación del equipo francés en buena parte de esa primera mitad rozó el esperpento. Salin estaba on fire, anotó 8 puntos seguidos, dos triples marca de la casa incluidos, y el Herbalife, sin pestañear, ya estaba 0-8. Ni rastro de la formación gala hasta que entró en acción McCalebb, uno de los bases más talentosos de Europa, para cortar la hemorragia local, 6-11.

Pero Salin, a veces despistado pero siempre el más rápido desenfundando, seguía a tope, y un nuevo triple suyo y otros dos de Pangos, 6-20, amenazaban con reventar esta eliminatoria nada más empezarla. Al final del primer cuarto, el 11-22 era hasta engañoso y apenas maquillado por el 2+1 final de Traoré.

Nada cambiaba al alba del segundo cuarto, pues seis puntos seguidos de Seeley le daban al Granca la máxima renta a favor del partido, 11-28, ‘celebrada’ por la parroquia local con la célebre música de viento. Un triple de Schaffartzik desataba algo el nudo en la corbata del Limoges, 20-32, lo cual espoleó a los suyos con vistas a llegar al descanso con vida tras otro 2+1, en este caso de Zerbo, 29-37.

Con cinco puntos seguidos de Westermann más un triple de Daniels, parecía que la empanada correría a cargo del Herbalife en el inicio del segundo tiempo. Ese 37-40 fue rápidamente contrarrestado por un triple de Newley, partido para enmarcar el suyo, y a partir de ahí el Gran Canaria tomó pista para despegar y volar muy alto; tanto, que fue imperceptible su presencia para el Limoges. La renta a favor del Herbalife crecía y creía, y con un 0-16 de parcial para el 37-56 el partido quedaba totalmente sentenciado. El desparecido Traoré lo rompió desde el tiro libre, y un delicioso triple de Seeley, indiscutible ya su importancia como líder de la segunda unidad de Aíto García Reneses, supuso un nuevo directo al mentón francés: 44-62.

Con ese marcador dio comienzo un último cuarto. Tan fácil lo tenía el Granca, rendido como estaba el Limoges, que nada más comenzar Aguilar puso el +20, 44-64. Lo más cerca que llegó a estar el Limoges en el marcador en estos últimos diez minutos fue a 13 puntos con el 51-64 tras un triple de Westermann, y poco después con un parcial de 0-7 (63-76). El Herbalife se acabó gustando, tanto que tiene la eliminatoria casi resuelta. Y salvo milagro, sin el casi. El piolín del que se burló el propio Limoges fue esta vez una mariposa que picó como una abeja. Y es que el Herbalife fue, durante dos horas, tan potente como Muhammad Ali.