OLYMPIACOS 99 - MADRID 84

Batacazo blanco: el Olympiacos gana el partido y el 'average'

El equipo griego, liderado por Mantzaris, Spanoulis y Printezis, encarriló el duelo en la primera parte: 53-33. Pésima actuación del Madrid. Quíntuple empate en la tercera posición.

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No hubo llamas de redención para el Real Madrid en su visita al infierno griego. Allí, en El Pireo, los blancos perdieron dos veces. Primero el partido, que el Olympiacos encarriló muy pronto (53-33 al descanso), y luego el basket-average particular. El +12 de la ida (84-72) quedó en agua de borrajas. Los de Sfairopoulos vencieron por 15 (99-84) y siguen vivos, liderados por su núcleo duro: Mantzaris (6 de 6 en triples y 19 puntos), Spanoulis (18 tantos, 6 asistencias y 12 de 16 desde la personal) y Printezis (17 y 8 rebotes). El Madrid no muere, pero pena, tambaleante en el alambre. Esta vez salven a KC Rivers (17 y 4 asistencias) y poco más en un nuevo tropiezo, el tercero consecutivo (Barcelona, Tenerife y Olympiacos) por segunda vez en lo que va de temporada (la primera fue al principio de todo: Unicaja en la Supercopa, Valencia y Khimki).

Quedan dos jornadas y hay un quíntuple empate en la tercera plaza del grupo F con 6 triunfos y 6 derrotas: Olympiacos, Khimki, Barcelona, Madrid y Bamberg. La lectura obvia es que la meta se cruzará tirando de pecho, con foto finish. Pero ese múltiple empate da más valor a las victorias en los duelos directos y quizá algo menos al average particular.

El Madrid, eso sí, ya no depende de sí mismo. Ganando los dos partidos que le restan (al Baskonia en Vitoria y al Khimki en el Barclaycard Center) puede quedarse fuera. Pero también con solo un triunfo le puede valer. El grupo de la muerte aprieta y ahora también ahoga.

Si hay un equipo con problemas ofensivos, incluso graves que afecten a la autoestima del colectivo, la mejor receta es que le visite el Madrid. Medicina de efecto rápido. De los 16 supervivientes en la Euroliga, el Olympiacos era hasta esta jornada el duodécimo en anotación en esta fase: 74,7 puntos. Pues bien, al descanso iba en proyección de 106 y terminó con 99. Las metía de todos los colores. De tres, en continuación tras bloqueo, a la carrera, después de rebote ofensivo…

Cualquier cosa que imaginara le salía. La defensa madridista lo hacía posible. Laso hablaba de deseo en el descanso. Era ambición, sí, pero era mucho más. El Real fue aplastado por el despliegue físico de un enemigo al que era incapaz de amarrar en el uno contra uno, y aún menos en el rebote: 44 (17 ofensivos) a 30 (9). En la reanudación la impotencia abrió la espita de las protestas. Recurso a la desesperada ante la habitual defensa de contacto local. A dos técnicas buscadas (Sergio Rodríguez y Reyes) le siguió una antideportiva pitada por la grada y otra técnica de propina al banquillo. La Paz y la Amistad es así, siempre marca territorio.

La zanja se contaba ya por metros: hasta 25 abajo (68-43). Los mismos 25 abajo con los que navegaba hace una semana en el Palau (31-6). Y muy cerca de los 20 abajo de cinco días antes en Tenerife (83-63). Queda claro el pésimo momento blanco en uno de los instantes críticos del curso. Tras la vuelta de Llull (lesionado tres semanas y media) hubo repunte y título de Copa en febrero, un chispazo ganador dentro de una mala dinámica.

Los Sergios empujaron en la segunda parte para pelear sin éxito el average. Muchas vías de agua abiertas en la plantilla, empezando por el puesto de cuatro, con Nocioni y Reyes en apuros, con Thompkins fuera de la rotación y Maciulis tapando huecos. Y siguiendo por la batería exterior, con Carroll irregular y Rudy aún lejos de coger la forma, e incluso la dirección...

Aún queda tiempo para el volantazo salvador.