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¿Aros más bajos para chicas? "Sí, y que nos manden a cocinar"

Delle Donne propone aros más bajos y Taurasi contesta con dureza. Kate Fagan se fija en Stephen Curry: "es el mejor ejemplo de highlights para el baloncesto femenino".

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¿Aros más bajos para chicas? "Sí, y que nos manden a cocinar"

Elen Delle Donne es la gran sensación del baloncesto femenino actual. Tiene 26 años, fue número dos del draft de 2013 (Chicago Sky) y desde entonces ha sido Rookie del Año, tres veces All Star y MVP de la WNBA en la última temporada con unas medias de 21,7 puntos, 6,3 rebotes y 2 asistencias por partido. Delle Donne será olímpica el próximo verano y es, en esencia, una gran figura del deporte mundial… con el hándicap de que es mujer. Y eso implica menos visibilidad, menos reconocimiento o, todavía peor, más portadas y presencia en redes por su físico que por su juego. Y lo sabe.

Hace días, de hecho, se explayó sobre el desgaste que supone ser deportista de elite… y mujer: “¿Cuántas veces le preguntan a Tom Brady o JJ Watt por lo guapos que son? Ojalá llegue un día en el que se hable de lo que hacemos en la pista y no de nuestro físico”. Delle Donne asume que por cada tuit que recibe felicitándole por cómo ha jugado, tiene que leer unos cuantos en los que se le dice que solo se fijan en su atractivo físico u, otro clásico nauseabundo, que debería dejar el baloncesto y regresar a las tareas del hogar.

Como en voleibol, tenis, golf...

En su paso al frente, sin embargo, ha originado una polvareda en los medios estadounidenses. No por su denuncia sino por alguna de las soluciones que ha propuesto. Que pasan, en su opinión, por una mayor visibilidad: “Necesitamos que cada vez más gente nos vea jugar, que conozcan el producto que ofrecemos. Es la única forma de que dejen de hablar de chicas que juegan al baloncesto (diferencia en inglés entre basketball players y female basketball players). Me hace gracia esa coletilla, los chicos son jugadores, no chicos que juegan al baloncesto”. Hasta aquí, perfecto. Pero el debate viene cuando sugiere, como medida rompedora, que se coloquen a menos altura los aros en los partidos de baloncesto femenino: “Creo que se vería de otra manera nuestro juego, enseñaría mejor la capacidad atlética de las jugadoras, habría más acciones espectaculares. En realidad hacemos todo lo que hacen los chicos menos una cosa: machacar. Si te fijas en el voleibol, las redes están más bajas. En golf, los tees están más cerca para las jugadoras… en tenis juegan a menos sets. ¿Por qué no acercamos los aros y permitimos que se juegue por encima del aro tanto como se hacen en la NBA?".

Delle Donne ya advertía en ese mismo momento que probablemente sería criticada por las propias jugadoras, y la que ha salido al paso con más crudeza ha sido nada menos que Diana Taurasi (33 años), una leyenda con tres oros olímpicos, tres anillos de la WNBA, dos MVP de Finales, siete All Star disputados… y otra jugadora que también se ha movilizado siempre por los derechos de las deportistas. Pero esta vez su respuesta ha sido contundente: “Perfecto, que nos pongan también falda y nos manden de vuelta a la cocina”. Delle Donne no tardó tampoco en dar réplica: “Respeto muchísimo a Diana y todo lo que ha hecho por nuestro deporte, pero en esto no coincido con ella. Sigo pensando igual. Coge el ejemplo de Serena Williams, ¿solo porque juegue partidos a menos sets que los chicos también hay que ponerle faldita y mandarle a cocinar?”.

Ya en 2012, el mítico entrenador de UConn, Geno Auriemma, defendió la misma idea que Delle Donne: “La gente ve menos baloncesto femenino porque se fallan más tiros, se falla más cerca del aro y el juego se ralentiza por todo eso. La solución sería bajar los aros. En voleibol los aficionados ni notan que la red no está a la misma altura”. Para Auriemma esto supondría más mates, la aparición de alley-oops, más efectividad cerca del aro… más plasticidad. E incluso tenía su propia propuesta: bastaría con que la reducción fuera de 18,2 centímetros para adaptarse a la diferencia media de altura entre los dos sexos. Ahora que el tema vuelve al primer plano, Auriemma se mantiene en su postura: “Lo que dije es que deberíamos valorar todos aquellos posibles cambios que puedan hacer el juego mejor. Y sé que hay más entrenadores que piensan lo mismo. Sé que no es demasiado realista, sé que probablemente no suceda. Pero vuelvo al voleibol, la gente ni nota la diferencia porque básicamente, no le importa si está viendo partidos que le están gustando”. Como además es seleccionador femenino de Estados Unidos, el técnico se permitió una broma sobre el cruce de declaraciones de las dos grandes estrellas: “Delle Donne va a estar de acuerdo con lo que yo diga porque quiere ir a sus primeros Juegos Olímpicos. Pero a Diana eso le da igual porque sabe que estará en el equipo de cualquier manera”.

Ahora, a días de la Final Four del torneo femenino de la NCAA, los técnicos implicados han dado su opinión. Scott Rueck, de Oregon State, se mantiene fiel a la norma: “Soy un purista, me gusta el baloncesto tal y como es ahora mismo. Cada parque, cada cancha de Estados Unidos tiene los aros a la misma altura, y no sé cómo se podría cambiar eso. Hay que buscar formas de mejorar constantemente nuestro deporte, pero en esto no estoy de acuerdo”. Quentin Hillsman, de Syracuse, cree que la continuidad permite a las chicas acercarse al estilo de los chicos y Mike Neighbors, de Washington, juega con la idea de que quizá haya que dejar el aro a la misma altura… pero hacerlo más grande: “Si lo que queremos es más efectividad en ataque y más puntos, hagamos el aro más grande. La bola entraría más veces… pero no creo que el problema sea anotar más. El fútbol es el deporte más importante del mundo y muchos partidos acaban 1-0. Creo que los problemas son otros”.

Stephen Curry, ejemplo para la WNBA

La periodista de ESPN Kate Fagan ha aportado uno de los puntos de vista más interesantes al dejar claro que no todo es una cuestión de si hay más alley-oops o de si una jugadora como Brittney Griner (2,03) pasa de hacer un mate de vez en cuando a hacer varios por partido: “Si nos fijamos en la historia, más chicas haciendo mates no implicaría más titulares, highlights por todas partes y millones de aficionados celebrándolo. Más bien llevaría a que la gente dijera que machacan porque los aros están muy bajos y a que se compararan esos mates con los de los chicos. El baloncesto femenino seguiría saliendo mal parado, se diría que quién va a pagar por ver a chicas machacar en un aro en el que muchos aficionados podrían hacerlo. Cuando empezó a machacar Griner, primaron las opiniones negativas: ¿cómo no va a machacar con lo que mide? ¿Qué mates hace un jugador de su misma altura?

Fagan, además, se fija en Stephen Curry como ejemplo de que no todo es cuestión de mates y juego por encima del aro: “Bajar los aros no cambiará una cultura de tantos años de infravaloración del deporte femenino. Ni siquiera se puede aplicar a la NBA actual el principio de que más mates implican más espectáculo. Ahora mismo solo se habla de Stephen Curry. Y no porque haga mates, sino por su habilidad, su tiro… Curry representa lo que tendría que ser el ideal de los highlights del baloncesto femenino: se trata de su capacidad técnica, no de su superioridad física sobre el resto. Es obvio que nadie, tampoco ninguna chica, puede hacer ahora mismo lo que hace Curry, pero esa es la idea. Quizá el deporte femenino tenga que dejar de tratar de equipararse al masculino, debate que generalmente va a perder. Quizá tenga que establecer su propio atractivo, sus propios valores. Es difícil, pero no imposible. Además, ¿vas a bajar todos los aros del mundo? Las chicas crecen jugando con chicos y de hecho cuanto más juegan mezclados, más mejoran ellas. Para las jóvenes sería mortal verse de repente obligadas, por una cuestión de pura logística, a jugar solas, a no poder ir a una cancha callejera y retar a los chicos. Supongo que también afectaría a las profesionales, que tendrían que adaptar su tiro a una nueva altura después de miles de horas entrenando con la actual. Bajar los aros es una idea atractiva, pero solo es un atajo para crear un show más visual que pueda atraer de forma instantánea a los aficionados. Pero en el deporte, coger atajos solo sirve muchas veces para acabar todavía más lejos de tu destino”.