Dice el refrán que mientras hay vida, hay esperanza y los Chicago Bulls parece, una vez más, que van a exprimir la poca que les queda para tratar de estar en los próximos playoffs de la NBA, una cita que no se pierden desde 2008. La victoria de esta madrugada frente a los Cleveland Cavaliers (105-102) provoca que la ilusión crezca de nuevo, tras un desastre de temporada que tuvo su mejor ejemplo en las derrotas previas contra Memphis y Miami. El sueño de la postemporada puede llegar a ser efímero, pues una victoria este domingo de los Indiana Pacers contra los Brooklyn Nets certificaría el final para la franquicia de Illinois. Las cuentas son claras: los Bulls deben ganar los dos partidos que les restan y los Pacers perderlo todo. Si la sorpresa salta hoy, y Brooklyn gana, el equipo de Vogel tendría aún dos oportunidades contra Knicks y Bucks, ambos ya eliminados y sin nada que jugarse. La palabra milagro se queda corta para definir lo que debería pasar para ver a Pau Gasol y Nikola Mirotic entre los ocho mejores de la Conferencia Este, pero...

Si lo Bulls logran esta increíble hazaña, la primera ronda de los playoffs les emparejaría (al 99%) con estos Cavaliers que no dieron facilidad alguna. Saltaron al United Center con la necesidad de certificar el primer puesto de la Conferencia Este, ese que el año pasado se escapó por los magníficos Atlanta Hawks y que este curso está siendo amenazado por los Toronto Raptors. Tras varios intercambios de golpes, tanto al final del primer cuarto como al descanso se llegó con el marcador igualado (27-31 y 52-54). Un panorama que los de Lue trataron de deshacer al principio del tercer cuarto. Un triple de LeBron James alargó la distancia entre ambos a +11 (59-70). El Elegido realizó un gran encuentro. Acabó con 33 puntos y una gran serie de tiro: 13/17 y 4/5 en el triple. Nunca esta temporada había lanzado tanto desde el perímetro con tan buen porcentaje (80%). El descanso frente a Indiana le vino bien, al igual que sus ganas eternas de vencer a Chicago (aunque falte Noah).

Pero nada se decidió ahí. El cuarto cuarto dictaría otro guion diferente que comenzó a escribir Felicio con el empate a 84 (10:00). El brasileño realizó su mejor partido como profesional en la NBA. Acabó con 16 puntos (récord de anotación) sin falló (7/7 en tiros de campo y 2/2 desde la línea de personal). Desde ese momento, parcial 15-0 para Hoiberg y sus chicos (del 82-84 al 97-84). Este parcial parecía definitivo, aún más cuando Butler (21) logró un 2+1 a 1:42 para el final (102-93), pero ahí apareció el trío mágico: Kevin Love-LeBron-J.R. Smith.

El primero (20 tantos y 13 rebotes) conectó un triple lateral a menos de un minuto (104-99), el segundo, una penetración ante Butler (104-101) y el tercero (24), un tiro libre (104-102). Smith se encargó de recoger su propio falló en el segundo, pero Dellavedova, con un airball, erró la última posibilidad de los Cavaliers de llevarse el duelo. Pau Gasol con un lanzamiento desde la personal cerró el partido. El español logró 11 puntos y 12 rebotes (Mirotic, 13) y lanzó un claro mensaje: "Demuestra carácter, orgullo. Pero es algo frustrante porque si llegamos a mostrar este nivel de competitividad cada noche, no estaríamos hablando sobre esto (las opciones de playoffs)", comentó el ala-pívot de un equipo que tiene una balance 7-1 a su favor frente a estos Cavaliers (3-1) y contra los Raptors (4-0). Lo que hay que ver.