DOMINION BILBAO 101 - SEVILLA 82

Lección magistral de los tres ilustres veteranos del Bilbao

Raúl López, Mumbrú y Hervelle lideraron la paliza al Sevilla, que no tuvo opción desde el salto inicial. Ovación al base. Miribilla empieza a ser inexpugnable.

Bilbao
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¿Y de verdad se quiere retirar este tipo? El talento no tiene edad. Que honor ver aún a Raúl López llevar un timón, dirigir a la vieja usanza, a lo Magic Johnson. Ante Berni, otro de los gloriosos jugadores de aquellos Júniors de Oro, el mago de Vic se sacó la última lección magistral. Sinfonía primorosa en compañía de los otros dos tenores, Mumbrú y Hervelle, demostrando que la clase no se compra, se trae de serie. Entre los tres metieron al Sevilla casi en el bochorno, el equipo que mejor ritmo tiene de la zona media-baja fue un muñeco de trapo. Con el 28-16 del primer cuarto todo estaba escrito. Los tres líderes del Dominion salieron al rescate ante las proclamas de Sito Alonso de que había que ser ambiciosos e intensos.

El tarro de las esencia de Raúl López (18 puntos y 5 asistencias) maravilló al recinto verde, que acabó a sus pies cuando se retiró. Mumbrú llevaba un 6/37 en triples últimamente y enmendó la plana, vaya que si lo hizo. Y Hervelle, el faro defensivo, contagió con su raza y sumó todo lo sumable: 12 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias y 4 robos. Como dirían en los Spurs, el Big Three metió en la sombra a un rival que no tuvo ni la más mínima opción. Incluso se combinaron en un contraataque culminado por el alero con un mate a dos manos. Son inmortales, están en la eternidad del Bilbao. Sexta victoria seguida en casa (séptima si abarcamos la Eurocopa). Miribilla vuelve a asustar a los visitantes. Por tercera vez este año, los 'hombres de negro' pasan de la centena (las otras, ante Trento en Eurocopa y Valencia en ACB tras las dos prórrogas).

Las bajas de Hannah y Dejan Todorovic, más gente como Raúl, Borg y Ruoff con dolencias o problemas familiares, dibujaban un panorama feo. Por tanto, el inicio a fuego iba a ser crucial. Y así fue. La intensidad atrás (Bertans colapsó los bloqueos indirectos en un equipo muy dotado para meter puntos), la verticalidad y la dureza en el rebote marcaron tendencia. En ataque Mumbrú afinó inicialmente en canastas de tres con un 4/5, algunos desde más lejos de siete metros. El Sevilla asistía atónito a semejante chorreo. No llegaba a igualar el nivel físico vizcaíno y los locales se sintieron con los pulmones tan llenos de confianza, que lo demás fue un paseo. Alfonso Sánchez trataba de capear el temporal y Balvin, jugador crucial bajo el aro, se veía con mil defensores y ayudas que le colapsaban. La disposición de dos cincos, con Marko Todorovic ahí plantado junto a Begic o Bogris y cogiendo ritmo, incomoda a cualquiera. Quizás el Sevilla ha realizado un esfuerzo supremo por estar cómodo y se ha recostado demasiado. Su defensa, desde luego, no pasará a la historia: es la peor de la ACB con 85 puntos de media en contra.

Tras el descanso Nachbar se echó el equipo a la espalda y con 12 puntos trató de meter incertidumbre al Bilbao. Durante siete minutos estuvo el Sevilla a gran nivel. Pero Raúl inició su sesión de magia y Borg le imitó como pudo. Ante la ausencia de Hannah, el sueco (tenía enfrente a un compatriota, Hakkanson) asumió por fin mucho protagonismo y estuvo agresivo a ambos lados de la pista, lo que le lleva exigiendo su entrenador largo tiempo. Su físico le tiene que llevar a ser así de vertical al aro y luego ya irá siendo más fiable en el tiro. El último cuarto fue puro trámite, con el centenar de puntos ya en el bolsillo. "Si Axel no se hubiese lesionado estaríamos tres puestos por encima en la clasificación. O Borg entiende que esta es la ambición que tiene que notar o no estará el año que viene aquí con nosotros. La exhibición de Raúl está al alcance de muy pocos, es muy difícil hacer lo que ha hecho", concluyó Sito Alonso, que no alineó a Suárez por decisión técnica. Su equipo jugó uno de los mejores partidos de la temporada y sin Hannah, jugador de calidad individual que a veces retiene el juego más de la cuenta en sus manos.