REAL MADRID 91 - JOVENTUT 77

Un Madrid tocado en el orgullo se pasea ante el Joventut

Los blancos, con la cabeza en el Fenerbahçe, resolvieron en la primera mitad (51-32). Carroll, Rudy, Reyes y Sergio, acertados. Drame despertó en la segunda parte.

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ACB

Al Madrid le sobró con la desaceleración del vuelo de regreso de Estambul para pasar por la izquierda, como un McLaren de los de antes, al FIATC Joventut. Le quitó las pegatinas con la inercia de sus dos partidos en Turquía, por malos que fueran. Los blancos no querían un duelo de contacto, sino más bien de transición, de velocidad media, circulación de balón y tiros cómodos. Y lo tuvo. La Penya necesitaba bajar al barro, y molestar, como pretendía Sito Alonso hace una semana. Pero ni el Bilbao Basket incordió entonces demasiado ni los de Maldonado encontraron barro sobre el parqué del Barclaycard Center.

Al descanso, Laso había puesto en pista a sus doce jugadores (Taylor fue el descarte mientras que Ndour y Thompkins no están inscritos en la ACB). Ninguno excedía los once minutos y once llegaban a los seis. Rotación soviética, aunque el Zorro Gomelski tampoco era de abrir mucho la mano con su banquillo. Los números cantaban. Nueve triples del Real por 1 de 10 de la Penya al descanso. 23 rebotes a 11. Poco más que añadir. Por un momento, incluso, algún aficionado travieso pensó que los blancos le habían cogido el guante al Valencia tras batir por la mañana el récord de triples (21). No andaba el Madrid en esas cosas y su desaceleración continuó hasta el final (15 de 31, y 17 de 29 de dos).

El Joventut, por su parte, había encontrado un puñado de tierra que mezclar con el agua de una botella. Barrillo para atascar algo a los locales y dar y salvar la cara. Peleó Llovet y anotó Drame (15 de sus 17 tantos en la reanudación). A cuatro minutos de la bocina, la desventaja era solo de nueve: 78-69. Entre Sergio (10 tantos y 6 asistencias) y Carroll (5 de 8 en triples) ahuyentaron los fantasmas. Antes, Reyes tuvo buenos momentos y Rudy también, muy fino en el tiro (4 de 5 desde la línea), mientras que Rivers daba el susto. Se le fue dos veces el tobillo izquierdo en la misma acción. En principio, nada importante.

La mente de los madridistas solo atiende ya al Fenerbahçe, en realidad, como antes del duelo dominical, pero quizá este triunfo pueda venirles bien para estirar las piernas, afinar puntería y desintoxicarse tras dos derrotas muy duras. “Nos han herido, pero también nos han tocado el orgullo. Mínimo sacamos el partido del martes y seguramente el del jueves, palabra de capitán. Palabra de un Felipe Reyes molesto porque no se hubiera aplazado este clásico ante el Joventut. Ya sabe Obradovic lo que le espera el martes: un Madrid enrabietado.