Ni Roma no se conquistó en un día ni los Pistons de Van Gundy van a conquistar el Este en una temporada. Los Cleveland Cavaliers, favoritos a ganar la Conferencia Este por segundo año consecutivo, han caído en las predicciones muy por debajo de los Warriors y los Spurs. Quizás demasiado para un equipo en el que juega un tal LeBron James. No vamos a descubrir América, pero con los playoffs ha vuelto a llegar la mejor versión del todoterreno de los Cavs (27 tantos, 12-18 en tiros): un jugador total, imparable en campo abierto, que lleva cinco años seguidos sembrando el terror en la Conferencia Este. Ayer, cuando se cumplían 30 años del día en el que "Dios se disfrazó de jugador de baloncesto", superó a Michael Jordan (179) en partidos disputados en post temporada (180 ya) y, pese a que solo ha conseguido dos de los seis anillos con los que cerró Air su etapa en los Chicago Bulls, el Rey sigue teniendo carrera por delante. Que nadie se confunda: Warriors y Spurs son mejores equipos que estos Cavs, pero LeBron, como siempre, dará guerra hasta el último aliento. Nadie quiere otro anillo tanto como el 4x4 de Akron.

Lo primero que quiero hacer es felicitar a estos Pistons, un equipo mucho más serio de lo que su experiencia y su roster aparentan. Van Gundy le ha lavado la cara a un equipo sin alma. Sus pupilos, jóvenes y talentosos (algunos más que otros), creen en él, y el míster devuelve la confianza en cada charla, en cada tiempo muerto, en cada bronca (es Van Gundy...). Estos Pistons volarán, pero antes han tenido que volver a aprender a gatear, caminar y ahora ya intentan correr. Un gran esfuerzo, sin duda. Han disputado 5 de ocho cuartos de tú a tú contra el mejor equipo de su lado del cuadro. Mucho, mucho mérito.

Dos claves

Más allá de la victoria local (que parecía cantada tras el 'casi' del primer día), hay varios puntos que merece la pena analizar. 'Hagas lo que hagas, yo lo haré mejor que tú', parecían decirle los Cavaliers a Van Gundy con la lluvia de triples que arrancó Kyrie Irving (22 puntos, 4-7 en triples) y mantuvo J.R. Smith (21 puntos, 7-11 en triples). Los Pistons sumaron en 15 de sus 29 intentos desde el triple en el primer partido de la eliminatoria y sufrieron el 20 de 38 de los locales en el segundo, marca que iguala el récord de la NBA en un partido de playoffs (Sonics 1996, Mavs 2011 y Warriors 2015). Los visitantes se quedaron en un 4-17 que no ayudó a sus aspiraciones.

Dellavedova es un jugador al que muchas veces pasamos por alto, pero su importancia en estos Cavs va mucho más allá de puntos o asistencias. Los mejores minutos del conjunto de Ohio siempre coinciden con buenos minutos del aussie. El base, que es un perro muy molesto en defensa, entiende el baloncesto por encima de todo, y esa es una cualidad que no abunda y que es de vital importancia en estos Cavs: distribuye, presiona, molesta, asiste, cierra espacios, mete la mano, lucha y, sobre todo, hace equipo. No meterá 35 puntos, pero es el jugador que da a este equipo el balance necesario para triunfar. Tanto en ataque como en defensa. Merece mucho más crédito del que recibe.

El tercer partido de la serie se disputará el viernes, ya en el Palace de Auburn Hills. Y pintan bastos para unos Pistons que, aunque salgan 4-0 de ésta, deberían estar más que satisfechos con el trabajo realizado esta temporada (ya llegará su hora). Los equipos de LeBron ya han ganado 15 partidos consecutivos de primera ronda y nunca han perdido una eliminatoria de playoffs con un 2-0 a favor.