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GIPUZKOA 75 - CAI ZARAGOZA 84

Jelovac condena al Gipuzkoa a ser virtual equipo de la LEB

Metió cinco triples sobre siete intentos y ahogó las esperanzas donostiarras, basadas en el ímpetu de Dean y Vrkic. Debutó Otegui con los locales.

San SebastiánActualizado a
Los donostiarras, abatidos
Los donostiarras, abatidosJavier EtxezarretaEFE
ACB

El Gipuzkoa sigue descontando los días para desaparecer de la ACB. Resta hojas al calendario para que su descenso sea efectivo matemáticamente. Ya es virtual y sólo falta que el notario diga cuando se hace real. Va dejando pasar oportunidades y la de hoy en su pista ante el Illumbe tenía pinta de ser la última. Dean no hace milagros. Recién aterrizado, cargó su metralleta con 14 puntos, pero el colista no está para alardes. El CAI tampoco, pero tenía a Jelovac, que aprovechó el resquicio del grande del GBC para quedar solo en la línea de 6,75 y con 5/7 aniquiló las pocas esperanzas que aún tenían los donostiarras al abrigo de su pabellón vacío.

A golpe de corazón, con los impulsos que dan las vísceras más que la cabeza, el RETA.bet fue haciendo la goma y manteniéndose en la refriega como podía. Pero su estado de nervios le impide desarrollar un juego coherente. Txemi Urtasun está fuera, lo mismo que Olaizola, y eso aún estrecha más el cerco sobre el equipo. Debutó Urko Otegui, que seguro que recuerda a sus compañeros lo duro que es penar por la LEB Oro. Los dos minutos y medio iniciales del tercer cuarto fueron un verdadero horror. Luego llegaron parciales y réplicas, especialmente con Vrkic y Dean, para decantar todo con los tiros lejanos de Jelovac. También Landry puso algo de corazón y puntos.

Y eso que Llompart asentó en algunas fases el juego local, cuando el encuentro se igualó. El Retabet.es creyó en la machada, con un baloncesto ofensivo creativo y una defensa acorde a las circunstancias, por lo que la afición comenzó a soñar con que la victoria, aunque sufriendo, se quedaría en casa. La realidad, sin embargo, se impuso en el segundo tiempo. El CAI retornó a la vuelta de vestuarios enchufado y el equipo de Fisac sufría para intentar llegar al aro maño ante un rival que jugaba cómodo con la aportación de Kravtsov y Jelovac para coger ocho puntos de renta (42-50), diferencia que sería a la postre definitiva. El enorme jugador serbio (2,08, con mecánica sencilla casi sin salto y sacando el disparo de la frente) es uno de los mejores pívots tiradores y los aragoneses estiraban sus posesiones y ponían de los nervios a los donostiarras. Esta vez, para dejar sitio al Ourense, su descenso sí tiene pinta de hacerse efectivo.