BILBAO 73- MANRESA 63

El Bilbao sigue en la brecha y el Manresa aún no está salvado

El mejor partido de Ruoff en la ACB aniquiló a un rival muy plano, con Musli y Foster como únicas bazas en ataque. El Dominion ahora debe ganar a Tenerife y CAI

Bilbao
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LIGA ENDESA

El Bilbao sigue en la brecha y el Manresa aún debe esperar. Esa es la conclusión del partido de hoy en Miribilla. Barça al margen, el Dominion ha sido una roca estos meses como local y pocos equipos están en condiciones de discutir quién manda en su casa. Quitando dos sustos del cuadro del Bages, la travesía por el partido que le mantiene como candidato al playoff fue plácida, con Bertans y sobre todo Ruoff, en su mejor partido del año en ACB, echando hielo sobre el leve calentón rival. Para que el ICL sueñe con ganar a enemigos de este calibre necesita algo más que la atracción hacia el aro de Musli y Foster. Por ejemplo, cierta producción de Simon, absolutamente fuera de partido, o los tiros de Grigonis, que se debieron de quedar en el Nou Congost. Los 'hombres de negro' reventaron el choque en el primer acto con 27 puntos, un botín gigantesco, casi un tercio del total, y luego se afeó el tema, hasta con casi cinco minutos sin anotación colectiva. Se precisa mucha más personalidad para descabalgar a los vizcaínos en su guarida. Estos quizá adolecieron de nuevo de la siesta ante una manifiesta superioridad: botaron el balón mirando al marcador y se encontraron con dos secuencias de hipo.  

Ibon Navarro pedía personalidad a sus jugadores, que se pasaban el balón como los pacifistas se entregan margaritas, sin ánimo agresivo hacia la canasta. Su equipo está bien, es aseado, no comete errores ni distracciones groseras, pero le falta un punto de bullicio para descubrir ese colectivo que ha ganado seis partidos fuera, incluyendo en complicadas plazas como Murcia y Tenerife. Un secundario como Ruoff se metió en el bolsillo el encuentro, más el desgaste paulatino de los cincos sobre Musli, que abarcó 17 puntos en el primer tiempo y se fue de puntillas por el tercer cuarto con sólo dos tantos. Bogris fue el que mejor le ató porque los demás no le intimidaron: fue imparable cerca del aro. El Manresa tuvo dos opciones para meter presión en esta travesía: en el tramo final final del tercer cuarto y a tres minutos para acabar la contienda. En el primer caso, con 51-49, falló cuatro ataques para ponerse por delante: dos triples, una canasta de dos y un pase ridículo de Grigonis a Costa que éste no advirtió y la bola le golpeó en el cuerpo. El Bilbao aprovechó para hacer camino y seis puntos seguidos de Bertans coronaron un 10-0 (61-49), que maquilló lejísimos sobre la bocina Foster. 

El segundo susto llegó con el seis abajo manresano, en el último intento por agarrarse a la tabla de la salvación en el mar de juego plano que desarrolló. Pero Ruoff sacó el fusil en un sistema con bloqueo del grande para pasos laterales y tiro triple en lugar de entrada a canasta, habitualmente entregado a Mumbrú, y luego encasquetó otro: 71-59 y a otra cosa mariposa. Fin de una velada no espectacular pero sí práctica, en la que se vio de nuevo a un Marko Todorovic al que el taimado Kurtinaitis ha reseteado y parece haber olvidado lo mucho que sabía de baloncesto. Aunque el talento no se pierde y resurgirá. Navarro tuvo un problema de dirección en pista: ni Costa ni Hernández, que nada más salir perdió la pelota, supieron dar un descanso al uno y llevar el ritmo, y el equipo jugó muy apocado: sólo supo vivir de la producción de Musli y extravió demasiados balones.