GIPUZKOA 78-MOVISTAR ESTUDIANTES 73

El Estudiantes no cumple y desciende a la liga LEB

El equipo madrileño perdió ante el Gipuzkoa, ya descendido, tras desperdiciar diez puntos de ventaja a dos minutos del final (63-73).

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Tenía que pasar porque este equipo es único. Para lo bueno y para lo malo. Para ganar al Barcelona, Unicaja, Valencia, Bilbao (en dos ocasiones) en la peor temporada de su historia ACB y perder contra el Gipuzkoa, último clasificado de la Liga Endesa, y descender. Es así. This is Estudiantes. Es normal, incluso cómico, pero doloroso. Extremadamente. Lo es para todos aquellos aficionados que se desplazaron, más de 500, a Donosti confiando por enésima vez en su equipo. Lo es para toda esa inmensa masa social del club. Una afición fiel, increíble y masiva que no deja, una y otra vez, de recibir decepciones y malas noticias. Golpearse contra una pared continuamente es menos doloroso. Se lo aseguro.

Todo estaba a su favor. Debían ganar al GBC (lo lógico y no pasó) y esperar la derrota del Manresa en Vitoria, ante el Baskonia (lo lógico y paso), pero no. El Movistar Estudiantes cayó en un final trágico (78-73), escrito por el más cruel de los novelistas, cuando lo tenía todo a favor y se hunde hasta el infierno, si no hay paso previo por los despachos. Como ocurrió hace cuatro años. Cuando un mayo de 2012 se perdió frente al UCAM Murcia y se descendió a la LEB. Así que a esperar. Aunque seamos sinceros, este equipo, se merece pasar un tiempo alejado de la máxima competición. No por la afición, sino por aquellos que han llevado al Estu de ser un grande, a un histórico. Y de un histórico a un conjunto mediocre. No hay más vuelta de hoja. Duele y es una vergüenza, por y para la historia del club, salvarse por el canon. Además, el planteamiento deportivo (10 fichajes este año, 8 de ellos con la temporada en marcha con cambio de entrenador incluido) desde hace tiempo y el rendimiento sobre la cancha merecen el premio de la segunda división del baloncesto español.

El Estudiantes comenzó este vital duelo recibiendo mandobles a diestro y siniestro desde la línea de tres puntos. El GBC, que ya había dado una vida extra a los madrileños al ganar en Manresa la semana pasada cuando nadie lo pensaba, desató su acierto con un 5/6 en triples que les dio la ventaja en el marcador al final el primer cuarto (24-23). Desde Vitoria, el asunto tampoco pintaba muy halagüeño: 15-22 para los catalanes. Pero todo daba igual si no se ganaba. Los madrileños lograban pulgadas en el marcador por su poder en el rebote ofensivo (7-12), cuyas segundas oportunidades debieron esperar a después del descanso porque el segundo periodo fue un crimen: 7-11 para los ramireños y 31-34 a su favor. El Baskonia, a esas alturas, vencía de uno (36-35).

Tras el descanso, todo parecía ir viento en popa. Con 5 triples, los pupilos de Valdeolmillos se iban de 7 (52-59) antes de arrancar la recta final, con parciales que llegaban al +10 con un Javi Salgado espléndido cuando todos se arrugaban. Sus 13 puntos fueron los mismos logrados por Jaime Fernández. 16 anotó Nacho Martín. Los tres capitanes. Los tres veteranos arrastraban un barco que iba directo a las rocas cuando a poco más de dos minutos del final, el Estu se cortocircuitó. Fue increíble de ver. Todo parecía resuelto: 63-73 y todos a mirar lo que pasaba en el Buesa

El parcial 9-0 aupado por Jordi Grimau (15 tantos para 21 de valoración) entumeció a los madrileños. Nadie sabía qué hacer. Los nervios crecieron y no se pensaba con claridad. A todo eso, llegó el contraataque brutal de Vrkic y su dos más uno (75-73). Sólo segundos quedaban. Juancho Hernangómez fallaba desde el triple y ahí todo acabó. Game Over. Adiós, a un desastre de temporada. Adiós, a una época negra en las aulas del RamiroC'est la vie. Se va un equipo que, junto al Real Madrid y al Joventut, ha disputado todas las Ligas nacionales: 68 años en la máxima categoría del baloncesto español y 33 en la Liga ACB.