EL ADIÓS DE UNA LEYENDA

Raúl López: "No he hecho nada para merecer tanto"

El genial base leyó una carta emocionado para poner fin a su etapa como jugador. "He pasado por todas las fases que puede abarcar un jugador: las buenas y las malas".

Bilbao
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Raúl López se resistía a dejar de expresarse como jugador, aunque tras toda una vida en las canchas, ya ha asumido que cuelga las zapatillas. Tras la despedida de hace dos días en Miribilla, hoy ha ofrecido sus últimas impresiones ante los medios. A partir de ahora, nace el 'mago persona'. Como manda el protocolo, ha leído una carta ante todo el equipo, con la única ausencia de Hannah, y el consejo de administración del Bilbao Basket, consensuado con un amigo "porque si fuera por mí, me conocéis, sólo diría: 'Lo dejo, buenos días y buena suerte', pero saldrían artículos de prensa apuntando que soy distante hasta en la jubilación". Y prosiguió dando pequeños sorbos a una botella de agua, para tragarse las ganas de llorar. "Es muy difícil tener que resumir una carrera tan larga en una rueda de prensa, después de todo lo vivido el domingo, aún estoy aterrizando. Lo del domingo fue la hostia, estoy sumamente agradecido a la afición y todos los estamentos del club por haber hecho posible una despedida a este nivel; me siento un privilegiado, no me imaginaba que podían ofrecerme algo de estas dimensiones, como solo la gente de aquí te puede dar. Tengo la sensación de que no he hecho nada para merecer tanto. He acabado mi carrera en la ciudad que deseaba hacerlo y con el público que quería, eso hace que me sienta muy afortunado".

Sus líneas parecían paridas desde el alma, con un poso de tristeza: "Acabo de cumplir 36 años, los suficientes para que las nuevas generaciones vayan diciendo: 'Está mayor'. Yo no me siento mayor. Tomo esta decisión para mejorar mi vida, no para empeorarla. Estoy feliz de dejarlo, muy feliz por lo que el basket me ha dado. Espero levantarme por la mañana sin que me duela nada como hasta ahora. Aunque a partir de los 40 si te levantas y no te duele nada es que no estás". A continuación, como marcan este tipo de actos, lanzó una serie de agradecimientos, empezando por el entrenador de Vic, y otros técnicos posteriores que ha tenido a lo largo de su brillante etapa como jugador: "No entiendo mi carrera sin haber pasado por las manos de Nolis, Julbe, Sloan, Scariolo, que me ha llevado a varios proyectos, y los médicos, que han tenido el privilegio de ver mi anatomía por dentro y me han ayudado a saltar obstáculos que eran insoportables. Gracias a ellos llegaré a los 36 corriendo y no como me temía hace unos cuantos años, borrando las aceras". Siempre ha sido muy callado y timidísimo, pero en estas 48 horas se ha descubierto un lado de oculto, de un Raúl socarrón y con una fina ironía.

Igualmente se detuvo especialmente en Kevin O'Connor, el general mánager de Utah que le llevó a "cumplir el sueño de jugar en la NBA" y "los equipos que han confiado en mí". Por supuesto, se acordó de Arrinda y Cobelo, sus exagentes "por traerme a Bilbao". "Ha sido un honor disfrutar de lo que hemos vivido estas cinco ultimas temporadas". Notas extradeportivas se colaron en su discurso: "Si algo he aprendido estos años es que la música y sus músicos siempre están ahí, gracias a ella", y aludió a sus progenitores "por el simple hecho de ser padres de un personaje como yo merecen todo mi agradecimiento", sus hermanos ("los buenos son ellos") y su familia más directa ("mi cable a tierra").

Y el baloncesto ¿qué? "Me deja. Me ha dado algún título, alguna medalla... Con él he tenido una relación de amor y odio, lo he querido, me ha dejado compartir momentos con gente tan rara como yo, si no lo hubiese tenido, no habría pasado nada, pero mucho mejor así. Me deja una popularidad no buscada. Y cansancio, operaciones, angustias, derrotas y cierta presión... Hace unas semanas solté la peor frase de la historia: 'Tenemos que hablar'. Ha sido una relación inolvidable, con muchos altibajos. Me voy sin hacer demasiado ruido, como empecé en esto. Para hablar poco hay que escuchar mucho, eso es lo que hice siempre, tengo mucho más que aprender a dar lecciones a nadie". Como colofón, se acordó "de la gente que ha hecho esto mucho más interesante", como gran parte de los Júniors de Oro y las 40 personas que han montado un vídeo para su adiós.

¿Ha asimilado que deja el baloncesto?

"Desde que empecé esta temporada sabía que era la última jornada, no lo he decidido en los dos o tres últimos meses. Hemos tenido momentos buenos y no tanto. Estoy contento por cómo ha ido. Estoy preparado para no volver a jugar a baloncesto".

¿Qué ha sido lo más difícil?

"No lo sé, lo más complicado, lo de los dos últimos días; lo que ha sucedido lo que más me ha costado de asimilar, es que no vuelves a jugar, forma parte del proceso de hacerse mayor y se tiene que asumir. He recibido muchas muestras de afecto estos días. Me he dado cuenta de que estos años he hecho buenos amigos. Mucha gente que se ha acordado de mí".

¿Por qué la gente le quiere tanto?

"Lo sigo pensando y no lo entiendo; voy por la calle y me dan las gracias, y el que tenía que hacerlo soy yo por haber podido vivir todo esto. No he hecho tanto para recibir todo esto".

¿Le ha quedado alguna espina?

"He pasado por todas las fases que puede pasar un jugador: las buenas, las malas... Nunca me ha cortado un equipo. Habría estado bien para tenerlo también en el currículo. Me siento afortunado. He podido estar en buenos equipos, con jugadores de muy bien nivel, he sufrido alguna lesión que me han permitido saber lo que es recuperarme y ver a jugar. Cualquier cosa que te pueda pasar siendo un jugador de baloncesto, lo he vivido".

¿Tiene algún agradecimiento especial?

"Siempre tengo la sensación de que todo lo que pasa está bien. Visto con perspectiva, agradezco todos los mensajes.

¿A qué se va a dedicar? ¿Seguirá en Bilbao?

"Me gusta el baloncesto, es lo único que sé hacer, me gustaría seguir relacionado con este deporte, no puedo aspirar a muchas otras cosas. Lo único que necesito es ir a mi casa, estar con mi familia ver lo que te pide el cuerpo, la vida. La felicidad llega ahora. Sin Axel (Hervelle) ni Álex (Mumbrú) mi historia con el Bilbao no habría existido. La canasta de Montepaschi, por todo lo que significó, es el momento más importante aquí, por ser en casa y permitir clasificarnos... lo mejor que me pasó por la jugada en sí o por lo de después".

Ha tenido muchas despedidas desde que anunció la retirada.

"Quiero agradecer a algunos clubes que se han puesto en contacto conmigo, que querían hacer algo simbólico y dije que no para estar más centrados en lo que es la temporada, agradezco este gesto. Si me siento extraño con lo que ha pasado aquí, también que en otras pistas no puedan apreciar lo que es mi carrera".

¿Se ve como entrenador?

"No. Lo veo muy complicado, por la complejidad".