CAVALIERS 116-RAPTORS 78 (3-2)

Paliza de los Cavs y LeBron, a un paso de su sexta Final seguida

Los Cavaliers desmantelan a los Raptors en el quinto partido gracias a un brillante trabajo de su big-three: Kyrie Irving, Kevin Love y LeBron.

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Si se trataba de ver cómo estaban los nervios de los Cavaliers, bastó con el primer cuarto: 37-19 tras un parcial de 17-3 en cuatro minutos que rompió el partido después de un engañoso 20-16 en los ocho primeros. Si se trataba de ver qué capacidad tenían los Raptors de jugar la mano ganadora que se habían merecido y sudado con sus dos triunfos en Canadá, el resto del partido no aportó demasiado. Fue una masacre (116-78 final). La mejor ventaja de la historia al descanso en un partido de final de Conferencia (+31: 65-34), la mayor en tres cuartos desde 1990 (+40: 100-60) y un tope de +43 (114-71) que sacó brillo a ese hogar, dulce hogar que es lema de esta serie bipolar. En los tres encuentros de Cleveland, el marcador medio es 113-87. Los Cavs fluctúan de esos 113 puntos en su casa a los 91,5 que promediaron en Toronto. En toda la temporada, la serie entre los dos equipos está 4-4: cuatro triunfos locales por bando. Pero los Raptors han perdido sus partidos por una diferencia total de -110. Hogar, dulce hogar.

Así que la cosa regresa a Canadá herida, pero conviene no dar por muertos a estos Raptors que han sobrevivido de forma admirable desde que comenzaron los playoffs (llevan 19 partidos ya con un balance de 10-9). Parece imposible que ganen dos partidos seguidos, el último e hipotético séptimo de vuelta en Ohio. Pero al menos, aunque ahora mismo cueste horrores, hay que darles el beneficio de la duda de cara al sexto, donde deberán dar otro giro copernicano a una final que quizá ya haya dado de sí todo lo que podía. Eso pareció en el quinto partido, donde la inercia que empujaba a los de Casey, una cuestión de simple confianza energética, desapareció de un plumazo. LeBron es mucho LeBron, y otea ya su séptima Final de la NBA, la sexta seguida. Cuesta hasta escribirlo.

La receta para los Cavs fue (aparentemente) fácil: hicieron todo lo que se habían saltado en Toronto. 68% en tiros en el primer cuarto, más puntos del big-three (LeBron, Love, Irving) en el primer tiempo que todo su rival (43-34… y 71-78 final pese a los muchos minutos finales de descanso). 46-32 en puntos en la pintura, 18-11 en anotación ganada en segundas oportunidades… y Kevin Love en 25 puntos y 8/10 en tiros después de combinar 13 y 5/23 en los dos partidos anteriores. Y Biyombo, de 20 rebotes de media en su pista a 4, apretado por fin por Tristan Thompson. Los Cavs fueron agresivos en defensa, forzaron pérdidas, asfixiaron con ayudas y ajustes constantes a Lowry (13 puntos, 5 pérdidas) y DeRozan (14 puntos, dos canastas: 2/8) y anotaron en cascada. 57% en tiro por el 39% del rival, de casi 48% a 17 en triples y una diferencia en rebotes sangrante (48-27). La historia de un partido sin historia.

Con el billete para la final casi decidido, queda por ver si los Raptors añaden al menos una última página brillante a su paso por estos playoffs 2016, una historia de sufrimiento y escapismo que es ya un hito para la franquicia. Ya se sabe: quien no ha perdido todavía en su pista sigue vivo, y un séptimo partido siempre esconde trampas angustiosas para el favorito… pero las sensaciones ponen a los Cavaliers muy lejos, más con dos partidos de margen para sumar el triunfo que necesitan para repetir Finales. En las últimas horas las casas de apuestas, por primera vez en toda la temporada, les dan además como favoritos al anillo: la onda expansiva de la convulsión que están armando los Thunder en el Oeste. Primero tienen que rematar a estos Raptors a los que han dejado heridos de muerte en el quinto partido pero que, como mínimo, siguen aferrados a su capacidad de sufrimiento y supervivencia. Y a Canadá, donde quizá todo cambie de nuevo, aunque ahora mismo cueste creerlo…