La eliminatoria arrancó desbocada y ahora se ha encabritado. Un fantástico UCAM Murcia lo ha hecho posible. También su afición, que empujó con fuerza en los últimos minutos. Mezcla perfecta de talento y voluntad para cortarle el paso a un Madrid que llevaba once victorias ligueras seguidas. Habrá tercer partido, el martes a las 21:00 horas (Teledeporte). En Madrid, pero sin red para el favorito. La presión es suya: una derrota y a la calle.

Campazzo y Faverani pusieron el armazón y los números, Radovic ayudó en el impulso y Carlos Cabezas remató camino de los 36 años. Un killer. El base malagueño se siente cómodo sobre el abismo, así fue durante toda su carrera. Y así fue de nuevo este domingo. A falta de cuatro minutos, el duelo se balanceaba sin decantarse: 77-77. Cabezas abrió fuego con un triple, al que acompañó con una penetración y cinco tiros libres. Diez puntos en ese tramo final, apenas un suspiro, y primer triunfo en el playoff en la historia del club murciano. Lo decía Campazzo: “Queremos seguir haciendo historia”. Tienen plantilla y ven su momento. Al Madrid le toca reaccionar entre fantasmas de eliminación, los que le atraparon en 2008 en una serie de cuartos como esta ante el Unicaja de Scariolo.

El inicio fue intensísimo: Ayón culminaba un contraataque y, tras anotar a aro pasado, Campazzo cayó sobre él y le empujó con las dos manos. El mexicano fue al suelo y se calentó. Encaró a su excompañero, lo pararon, pero al darse la vuelta en pleno barullo soltó un codazo que hizo diana de refilón en la cara de Rojas. Descalificado en el segundo 172 y técnica a Rojas por acercarse al follón.

El efecto de la ausencia del pívot no resultó inmediato. Porque su recambio, Reyes, acumulaba 10 tantos y 4 rebotes en 3:40. El mejor del Real. Y porque Llull arrancó despampanante. Luego frenó su producción. Vimos apuntes de Willy en la continuación, no demasiado del Chacho y dosis de valentía de Carroll, que fue a morder el aro tras bote y salto (5 de 5) pero que ni lo vio desde la larga distancia (0 de 5). Y ahí se resumen muchos de los males blancos: 3 de 19 en los triples (15%) con Llull en 1 de 7 y Sergio en 1 de 4. Tampoco ayudaron las 13 pérdidas mientras Thompkins sigue en mitad de la escalera, sin decidirse a subir.

El duelo iba camino de ser centenario (47-50 al descanso), pero el UCAM supo en la segunda mitad meter un palo en la rueda de un enemigo carente de fluidez. Faverani fue la pieza sobre la que pivotó la acción local y Campazzo (19 puntos y 4 robos), la explicación de todo. Su última jugada, de genio. Con 89-87 y 7 segundos para la bocina, esquivó la falta obligada del Madrid con quiebros cancheros. El mate final a un jaque orquestado por Cabezas. ¡Qué playoff!