DOMINION BILBAO 92 - BARCELONA LASSA 79

El Barcelona vuelve a caer bajo el embrujo de Miribilla

Nueva lesión de Navarro y gran partido del Bilbao, que le hizo 92 puntos y alcanza el mejor inicio de su historia: 4-0. Estériles 29 puntos de Tyrese Rice.

Bilbao
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LIGA ENDESA

El Barcelona comparecía en Miribilla, posiblemente la pista de la ACB que más se le atraganta al margen del Barclaycard Center, con sombras de sospecha. La derrota en la final de la Supercopa, el famélico partido en Manresa, la prórroga que empleó para ganar al Baskonia y el milagro de Kazán… el proyecto de Bartzokas no emitía buenas señales, por mucho que lleve mil zancadillas en forma de lesiones. A todas ellas se suma de nuevo la de Navarro. El cuartel general del Bilbao es un tormento para los azulgrana, que han perdido ocho de sus 16 partidos en esa pista con embrujo. El Dominion tiene ya el mejor inicio de su historia: 4-0, sigue colíder y con una pinta estupenda. Se tiró ocho minutos sin anotar e hizo 92 puntos a todo un Barça, ahí queda eso.

Las pocas horas de descanso desde la visita a Kazán tampoco son excusa. Al fin y al cabo los grandes han elegido esta fórmula de juego. Mumbrú metió un triple, que hacía su punto undécimo, y a falta de 3:20 para acabar el primer cuarto, el marcador tenía que frotarse los ojos para creer lo que estaba pasando: 27-4. El Barça se demoró en su primera canasta hasta los seis minutos y medio. Pero, a diferencia de lo que viene pasando este año en los vizcaínos, cuando se dio paso a la reserva se frenó esa crecida. Tabu, que se ha tirado casi toda la semana en su país para asistir al alumbramiento de su hijo, no dio continuidad al ritmo de un Borg que emergió de inicio para frenar el talento de Rice. Bamforth sufrió ante Oleson, ya se sabe, uno de los mejores secantes en el puesto de dos. Y Buva llegaba tarde a los sitios.

Lapornik también figuró de inicio y aportó chicha en ese ritmo endiablado del Dominion. Mumbrú y Eric sembraron el pánico y el juego fluido desnudó a un Barça que era un cromo. Pero entonces Rice tomó las riendas con dos triples seguidos y con las rotaciones locales llegó una sequía que no tiene explicación por mucho que nos encontremos aún en fase de acoplamiento tras una pretemporada con muchas ausencias y demoras en las incorporaciones: ocho minutos sin anotar permitieron un 0-22 para dejar el asunto casi a la par: 27-26. El rebote de ataque sacaba a flote a los visitantes. Duran se veía impotente para frenar la marejada, su gente reincidía en el ‘alley oop’, perdía las musas en ataque. Puso a su ala más experta, Mumbrú y Hervelle, más luego Salgado, pero la hemorragia no cesaba. El base de Santutxu al menos protegió la bola y se atisbó una salida del túnel.

Bartzokas dio rienda suelta al joven Peno, que no estuvo acertado en ataque pero al menos si prestó buenas piernas para coger las riendas del encuentro cambiar el ritmo. En su travesía hacia la remontada cayó lesionado Navarro, en apariencia otro toque muscular. Era un partido con muchos contactos y daba la sensación de que las faltas iban a tener un peso extraordinario. Hervelle cometió la segunda y poco después le castigaron con técnica por ‘flopping’. Quedaban 12:45 por jugar y era un serio contratiempo. Pero es que Dorsey hizo la torpeza de meterse en dos antideportivas (una por un golpe a Hervelle y otra por un manotazo tras triple de Mumbrú). El caso es que desfiló a vestuarios con 52-43 y su acción desató una protesta excesiva de Bartzokas castigada con técnica. A los árbitros se les fue la cosa de las manos. Estuvo a un ‘hola’ el técnico griego de recibir la segunda T con las manos. Todo ese trajín hizo recuperar el timón y la fe al Bilbao. Y más cuando poco después Tomic cometió su cuarta falta. La ventaja volvió a rondar la decena: 57 45.

Claver, absolutamente negado toda la matinal y dejando en Miribilla la incógnita de si realmente vale el pastizal que se ha pagado por él, hizo una personal y vio técnica por protestar. Otro eliminado. A ocho minutos, Bartzokas estaba sin Dorsey, Claver y el lesionado Navarro, y con Tomic con cuatro faltas. A la espera de un milagro como en Kazán. Erikson también tuvo su momento ante la penuria de personal. El griego tiró de manual de supervivencia con dos cuatros Vezenkov y Doellman, y luego metió a Perperoglou de pívot. Pero ya nada frenaba al Bilbao y su gente. Bamforth completó una segunda parte colosal, y metió los dos triples, limpitos con su mano de seda, que cerraron el partido. Unos criticarán a mi equipo por haber perdido y otros, a los árbitros”, resumió Bartzokas. “Hemos jugado a un nivel de Euroliga, con mucho físico y no dejándoles que pudieran jugar, para grabar”, cerró Duran, que destacó Lapornik, enorme con Borg en la defensa sobre Rice y algunos exteriores culés.